Prestigiar la política. No la vieja o la nueva, no, la política en su conjunto. Eso es a lo que deben aspirar los partidos políticos, los tradicionales y los de reciente creación. Para lograrlo, nada mejor que evitar el bloqueo gubernamental (e incluso institucional) al que tan acostumbrados están los españoles (en el último año) y los asturianos (desde hace más tiempo aún, ya dieciocho meses). El país ha superado la parálisis de poder con la formación de un Ejecutivo presidido por el popular Mariano Rajoy, pero el Principado todavía no. El jefe del Gobierno autonómico y, además, máximo responsable de la gestora que dirige temporalmente los destinos estatales del PSOE, Javier Fernández, se está reuniendo estos días con los mandatarios de los diversos grupos de la Junta en busca de un acuerdo que permita a la comunidad tener Presupuesto el próximo año; es decir, tener un Gobierno que gobierne con todas las consecuencias.
Que el pacto no es fácil de alcanzar es una obviedad, como lo es que la región necesita unas cuentas de forma urgente para no quedarse más descolgada de lo que ya está de la recuperación económica española. Evidencia por evidencia, los políticos asturianos deberían olvidarse de la primera, de las dificultades, y volcarse con la segunda, el Presupuesto. Y aceptar de una vez por todas que en este tipo de negociaciones quien no está dispuesto a ceder en sus pretensiones lo que hace es, simple y llanamente, oponerse a que haya soluciones satisfactorias a problemas reales.
Javier Fernández se ha decantado en varias ocasiones en las últimas semanas por un acuerdo presupuestario del PSOE con Podemos e IU. Y en ello están. Pero hasta ahora ni socialistas ni podemistas han dado el paso hacia las indispensables renuncias que permitirían desatascar la, por el momento, sólo presunta negociación.
Son ya muchos meses de total falta de sintonía entre el Gobierno socialista y Podemos como para no desconfiar de las intenciones de ambos. ¿Y si el acuerdo de la izquierda se revela imposible? La presidenta del PP ya se ha ofrecido repetidamente a negociar con Javier Fernández y, además, se ha mostrado dispuesta a rebajar sus exigencias en pro del pacto presupuestario.
Aunque la situación nacional (sobre todo por la crisis del PSOE) no sea la más favorable para esos acercamientos entre socialistas y populares, Javier Fernández igual debería ir pensando en que si la opción de la izquierda se demuestra finalmente imposible de lograr, el mal menor (como si de Mariano Rajoy se tratara) quizás sería un Presupuesto con los votos del PP y puede que también de Ciudadanos. Por supuesto que este pacto le acarrearía a Fernández muchos problemas dentro de su organización. Pero ¿y a Asturias, le perjudicaría o le beneficiaría? Ésa es la cuestión.
