Últimamente he leído las reclamaciones de algunos colectivos quejándose porque la sanidad pública deriva muchas pruebas médicas a centros de la sanidad privada. Desde mi punto de vista, les asiste la razón. No entiendo por qué en vez de derivar enfermos a la sanidad privada no utiliza esos recursos para potenciar los medios de prueba en la sanidad pública.

Explico mi punto de vista: mi mujer y yo, como otras muchas familias, disponemos de sanidad pública y, detrayéndolo de otras necesidades, también de sanidad privada. Con este sacrificio ayudamos indirectamente a la sanidad pública evitándole consultas, pruebas y gasto farmacéutico. La razón principal de acudir a la costosa sanidad privada no es la calidad, es la inmediatez, y de ahí mi queja. El abrumador desvío de pruebas de la pública a la privada trae como consecuencia que la ventaja de la inmediatez se esfume y lo que antes era una semana hoy son dos meses. ¿Qué consecuencias traerá esto ? Pues que muchos dejaremos la privada, volveremos a la pública, cargaremos más los centros y aumentarán los gastos. La buena gestión se debería alejar de lo fácil, que a la larga nunca es rentable y perjudica a todos. La mayoría de los usuarios de la privada somos personas que, detrayéndolo de gastos más superfluos, invertimos con sacrificio en lo que entendemos como más seguro para nuestra salud.

Me duele mucho decirlo, pues no me gusta coincidir según con quienes, pero en parte esto puede deberse a las famosas puertas giratorias. No olvidemos que la privada sube todos los años los precios por encima del IPC a pesar de la inyección económica que le facilita la pública. ¿Adónde irá esa financiación? Pensemos en las "puertas".