Por fortuna, la mayor parte de la gente ha hecho las paces con la guerra; "nuestra" guerra, la civil de 1936-39. "Nuestra" porque aunque no la hayamos vivido es historia de "nosotros", queramos o no. Como historia nuestra es el Cid Campeador, Carlos IV, Abderramán III, la princesa de Éboli, Perico de los Palotes, etcétera. Que, por cierto, eran casi todos unos fascistas al decir de ahora, porque autoritarios fueron los regentes que en el mundo han sido anteriores a los Derecho Humanos de la ONU, que son de 1948.
Pero hay unos cuantos que no han hecho las paces con la guerra y están dolidos y vengativos, porque la perdieron. Aunque ellos personalmente no la hicieran se sienten perdedores y actúan en guerra contra la guerra. Y así, entre otras muchas cosas doctrinarias y tendenciosas, cambian los nombres de las calles. Como si quisieran cambiar una historia, que no cambia, porque es historia. ¡Pobres!, si siguen así, con esos complejos, seguirán perdiendo todas las guerras que ellos mismos perpetúen.
