Los partidos políticos juegan a cada tanto dos clases de partidos, uno hacia fuera, en urnas de metacrilato de uso público, y otro hacia dentro, en urnas o registros electrónicos de uso privado. Esto le ocurre a cualquier organismo, incluido el cuerpo humano, que debe lidiar sus batallas con el resto de cuerpos en presencia, para hacerse un sitio, y a la vez consigo mismo, para no ser cuerpo presente. Siendo esto así, o sea, siendo todas las cosas parecidas, incluso si pertenecen a géneros distintos, y hasta a reinos diversos (mineral, vegetal, animal), lo más razonable es no darse ínfulas de ser algo tan diferente. Podemos, por ejemplo, tiene ahora, al jugar su partido hacia dentro, la oportunidad de hacerse mayor, dejando atrás su tiempo de niñazo enorme, glotón y mal educado, o sea, tiene la oportunidad de hacerse un partido, que es lo que hay en botica política, y que no falten.