Andan revueltos los carlistas asturianos que integran el colectivo Comunión Tradicionalista. A los defensores del lema "Dios, Patria, Fueros y Rey Legítimo" no les ha hecho ni pizca de gracia que en el Archivo Histórico de Colombres se hable de carlistas en el año 1824, nueve años antes de que la muerte del rey Fernando VII iniciase el conflicto bélico por su sucesión entre su hija y futura reina, Isabel II, y el hermano del rey, Carlos María Isidro. No les ha gustado tampoco, me cuenta mi primo Chatu Román, que en la documentación se hable de que en las dependencias del viejo Ayuntamiento de Ribadedeva, cuya ubicación se hizo pública el martes, se hable de que los carlistas ocupasen el edificio en esa fecha e instalasen en su interior un bar, pues ese tipo de establecimientos no existió en España hasta casi un siglo después.

Si bien es cierto que el carlismo no nace de manera oficial hasta el fallecimiento de Fernando VII, en 1833, hay historiadores que defienden que durante la década anterior, también conocida como "Década ominosa" (1823-1833), los miembros de la facción más tradicionalista de la monarquía y defensores del absolutismo veían en el hermano del monarca, Carlos María Isidro, a su gran esperanza, comenzando a ser conocidos como carlistas en este periodo en contraposición a los reformistas, partidarios de los nuevos aires que soplaban en la Corte.