Coordinador de IU

El medio rural y el lobo

Propuestas para la supervivencia de dos sectores fundamentales en la región

A lo largo de los años el medio rural se ha transformado a medida de las necesidades que se desprendían en la ocupación de los territorios del medio natural.

El hombre se convertía en protagonista de la transformación del espacio para poder usarlo, para poder alimentarse y alimentar, para poder trabajar en él, para vivir en él.

Con el tiempo, esta transformación pasó a formar parte también del propio patrimonio natural y el hombre fue pieza fundamental del medio que lo rodeaba.

Hombre y medio de la mano, difícil de disociar, configurando y configurándose en función de las distintas actividades para el desarrollo del mismo y su caracterización en eso, en medio, herramienta necesaria para la consecución de objetivos, oportunidad para la producción de riqueza, para la actividad económica, para la producción de alimentos y materias primas, para la generación de empleo. Herramienta de futuro y de presente, de tradición y modernidad.

La preservación de los ecosistemas y la conservación de los recursos naturales , tales come el suelo, el agua , etc? cumple una función ambiental innegable desde el punto de vista del equilibrio territorial y social, fija la población, vertebra el territorio y mantiene usos y prácticas tradicionales con un gran valor cultural.

La necesaria regulación de las actividades que se desarrollan en el ámbito rural abre un sinfín de nuevas oportunidades a las realidades clásicas del medio, le otorga un papel revalorizado en la sociedad actual, de entre todas ellas, la actividad ganadera destaca de forma principal.

Porque no es sólo el hombre la especie a tomar en consideración, el dominio natural tiene en su nómina más protagonistas, desde el principio, coexistiendo. Figuras clave en la conservación de los ecosistemas. Figuras clave en la preocupación y la supervivencia de sectores fundamentales dentro de esa demarcación.

Entre estos últimos, y de manera destacada, el lobo.

En los últimos tiempos podemos observar un repunte de los ataques producidos por el lobo al sector ganadero, dichos acontecimientos han incrementado la problemática existente con anterioridad en éste área, claro referente en el medio rural.

Un aumento en más del 25% de los daños en el periodo 2009/2014 , llegando a constatarse más de 4.500 perjuicios certificados generados por el lobo, parecen datos suficientes a la hora de demandar acciones claras que se incluyan dentro de programas específicos en una planificación política a todas luces deficiente en la Comunidad Asturiana.

Ante esto, el Gobierno de Asturias parece seguir impasible, cuando no, equivocado en las medidas que adopta, que agravan el problema aumentando las trabas burocráticas requeridas, lo que , a su vez, conlleva la no certificación de forma ágil y concisa de los daños, e , incluso, la dilatación en el tiempo del pago de los mismos, a los que hay que sumar un baremo completamente obsoleto.

Ante lo comentado, Izquierda Unida demanda una serie de actuaciones que ayuden como instrumento para la realización de un diagnóstico serio, real, justo, de la situación del lobo en nuestros montes, y que ayude a poner en la agenda política urgente del Gobierno Asturiano la sensibilidad necesaria con el sector ganadero existente en Asturias.

Se requiere una actualización del censo del lobo, real y transparente, con datos detallados sobre la situación de la especie en nuestros montes y con un control y seguimiento de la misma con una periodicidad de carácter anual. De igual modo es necesario un reglamento de daños y la actualización de los baremos de cuantificación. Es importante ajustar el reglamento para que en los casos de inviable recuperación de los animales muertos se puedan o no abandonar en el monte. Junto a todo esto, es necesario apoyar la realización de estudios que permitan mejorar el conocimiento científico de la especie, sobre todo en relación a su comportamiento depredador y a la convivencia de la misma con otras especies. Para Izquierda Unida, también resulta muy importante la reestructuración de las zonas loberas mediante un criterio físico o geográfico, y no político como sucede en la actualidad, en ese orden de cosas, se deberían restablecer las zonas de influencia en los Parques Naturales, diferenciando dentro y fuera de los mismos, así como las zonas intermedias de influencia reduciendo de esta manera la brecha existente en cuanto a las compensaciones de los daños.

Si reconocemos que el lobo forma parte de nuestro patrimonio natural, y queremos garantizar su existencia futura, se debe mantener una población de lobos que aseguren su supervivencia como especie, pero que a su vez no haga imposible la ganadería como actividad necesaria.

El futuro del lobo en nuestra tierra pasa por tener garantías de que no va comprometer la existencia de la transcendental figura económica, social y medioambiental del ganadero, siendo tarea de todos encontrar ese punto de convivencia posible entre los dos protagonistas.

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