El buen recuerdo

Una anécdota con una verruga, sobre el buen hacer de un doctor siempre cercano a sus pacientes

Un poco tarde, pero con buen recuerdo y simpático. Así queda reflejado en mi memoria la personalidad del buen doctor Adolfo Barthe Aza, al que conocí en la etapa de UCD.

La época de mi recuerdo es la siguiente. Desde hacía muchos años una verruga me daba mucho la lata en la cara, en el lado izquierdo. Al afeitarme, sino tenía mucho cuidado, a veces me la llevaba por delante y sangraba. Y tenía pereza de Ir al dermatólogo.

Un día me topé con Barthe Aza y después de saludarnos, me atreví a decirle lo de la verruga. Como entonces llevaba barba un tanto poblada, queriendo ver aquel apéndice debajo del pelo de la cara, separó con sus dedos el pelo y me dijo riéndose: "Lo que tienes es una mierda. Pasa por la tarde por la consulta y le dices a mi secretaria que te mande ir". Así lo hice.

Cuando llegué a su consulta me asombré de la cantidad de gente que esperaba. No obstante me colaron, me recibió, me sentó en una camilla y en un periquete me hizo desaparecer la verruga, que metió en un sobre para enviar al patólogo. Y me dijo para acabar: "Dentro de una semana vuelves por aquí para saber el resultado". Pero no volví, no sé si por miedo o por olvido.

Mas otro día nos volvimos a encontrar y le dije que no había pasado a recoger el análisis de la patología a lo que me respondió: "Si hubiese sido algo malo ya te hubiese llamado. Así que olvídate del asunto".

Y me olvidé. Acordándome ahora del hecho y, sobre todo, de la agradable y simpática personalidad del doctor Barthe Aza, q.e.p.d.

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