Filóloga

Un hombre generoso

Ha muerto un gran médico que deja una profunda huella en el corazón de los asturianos

Yo fui su vicepresidenta en la Junta Directiva del Círculo Cultural de Valdediós y fue para mí una experiencia inolvidable. Aquella Junta llevada magistralmente de la mano de Adolfo fue como una balsa de aceite. Trabajamos como si fuéramos uno, en armonía y llegamos a tener una gran amistad. Se hicieron muchas cosas para seguir conservando y mejorando el Monasterio, mantuvimos una buena amistad con el Padre Gibert y sus monjes y trabajamos unidos.

Adolfo estaba allí siempre cuando le necesitábamos a pesar de su gran cantidad de trabajo porque al ser un médico eminente y un sabio era requerido sin parar en los sitios más dispares y nunca decía que no.

Me consta que era un marido, padre y abuelo excelente. Amigo de sus amigos, un gran anfitrión. Generoso, fue un político estupendo, no triunfó del todo en esa faceta porque era demasiado bueno para la clase de políticos que triunfan.

Espero que Oviedo, en particular, y Asturias, en general, se porten con él como merece para que no caiga en el olvido y sea un ejemplo de buen asturiano para las nuevas generaciones.

Mi más sentido pésame a su mujer, Mercedes; ya se sabe siempre hay una gran mujer detrás de un gran hombre y en este caso me consta que es cierto.

Descanse en paz, nunca le olvidaré.

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