Para mantener uno el tipo, que no es lo mismo que seguir vivo (aunque éste sea un presupuesto), conviene aplicarse algunas recetas. Una de ellas podría ser "en tiempos de divulgación, complicación", y otra "contra simplismo, sapiencia". Creo que por ahí va, en estas horas de roma vulgata culinaria, uno de los más sabios sabedores del tema, Eduardo Méndez Riestra, quien en su Diccionario de Cocina y Gastronomía de Asturias (Ediciones Trea) lleva la cosa más allá de su propio ámbito, pues en prosa tocada siempre por la gracia va construyendo alrededor un universo, formado por ingredientes, especies, profesionales, platos, lugares, establecimientos, fabricantes, técnicas, marcas, historias y sucedidos varios, elementos que relaciona hasta formar bucles, explorando una forma literaria que permite reconstruir, al agotar sus caras y dimensiones, la naturaleza misma del objeto.
