La columna del lector

Una ley para cada persona

En lo básico, los seres humanos hemos cambiado poco en los últimos miles de años, aunque en los tiempos actuales, con la inmediatez en la transmisión de información, parezca a muchos que nuestra sociedad no tiene nada que ver con la de nuestros antepasados. La mayoría de la gente "informada" asume el mito del "mejorismo científico", según el cual todo lo reciente engloba y mejora los desarrollos teóricos anteriores. Una parte de la población, sobre todo entre los jóvenes, considera que las instituciones sociales, resultado de un lento proceso de decantación o, mejor, de un equilibrio dinámico espontáneo (no dirigido por organizador alguno) a lo largo de muchas generaciones, instituciones como la familia, el Estado y el lenguaje, se pueden mejorar de una forma casi instantánea, adaptándolas a los gustos de cada uno. El problema aparece cuando el gusto de uno choca con el de otro, y para solucionar estos desacuerdos de una manera civilizada hay que echar mano de otra institución social, el Derecho, que en nuestro caso tiene el basamento nada menos que en el del Imperio romano.

Recientemente se nos informaba de que una mujer había matado a puñaladas a su compañera sentimental en Barcelona y que, al rebufo de esta noticia, el Observatorio Español Contra la LGBTfobia y el colectivo "Colega-Madrid" pedía una ley específica que combatiese la denominada "violencia intragénero", para añadir a la que se aprobó en la época de Zapatero, ley de violencia de género a secas o, mejor dicho, violencia de personas de sexo masculino contra personas de sexo femenino (ley inconstitucional, en opinión de muchos y muchas, por su desigualdad manifiesta).

Las leyes jurídicas, las reglas de juego oficiales de la vida en sociedad, que entre otras cosas legitiman al Estado para utilizar su poder coactivo sobre el individuo, deben ser las imprescindibles, en número, y aplicables de manera general a toda la ciudadanía: igualdad tanto en derechos como en obligaciones. Llevando al absurdo el camino que quiere seguir cada vez más gente de nuestro entorno llegaríamos a lo que expresa el título de este escrito.

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