Ahora que ya se cumplieron cuarenta años desde la celebración de las primeras elecciones en democracia tras la dictadura del general Franco, creo que va siendo hora de que los ciudadanos nos paremos a reflexionar sobre la conveniencia de hacernos una especie de reciclado personal de nuestra forma de enfocar la política y lo que ella abarca.

Después de tantos años en democracia y a casi ochenta años de terminada la Guerra Civil, pienso que ya va siendo hora de que aprendamos a comportarnos como ciudadanos de un país en democracia y en el que se supone que todos deberíamos tener los mismos derechos y obligaciones, y por tanto, saber respetarnos los unos a los otros. Debemos pensar que la ideología o tendencia política de cada uno de nosotros no pasa de ser una más y que ha de ser tan válida como la de cualquier otro, pero sólo eso; no podemos ponernos en plan estupendo y pensar que estamos siempre en posesión de la verdad absoluta y que nuestra manera de enfocar los problemas actuales tienen solución con enfoques y mentalidad de ayer. Hoy es presente, y ayer ya es pasado. Es doloroso ver que en cuanto intercambias dos palabras referidas a alguno de los múltiples problemas que la política tiene empantanados y sin resolver, si tu interlocutor no piensa como tú, ya te sitúa en el extremo opuesto al que él dice estar situado y te tilda de todo lo inconfesable.

Yo viví casi doce años en Alemania, allá por los años sesenta y setenta del pasado siglo, y cuando ya me fui defendiendo un poco en su enrevesado idioma y entendía los razonamientos que mis amigos alemanes hacían cuando de política se trataba, pienso ahora en la diferencia de mentalidad y de enfoque de esos temas en comparación a como lo hacemos aquí; aquella gente entonces, supervivientes de aquella desastrosa guerra que dejó su país arrasado, daba la impresión de haber quedado vacunada de por vida contra los extremismos y la intolerancia, y sin ganas de prestar al tema demasiada importancia, y para cerrar, solían decir: "Politik ist eine Hure, und geht mit allen." (La política es una fulana, y se va con todos). Quizá la frase en cuestión era un poco exagerada, pero viendo aquí lo que pasa desde hace tantos años, igual tenía bastante de cierto.