Portavoz de Ciudadanos en la Junta General

Liberalismo y progreso: política útil para el ciudadano

El camino iniciado por Macron tiene paralelismos en la realidad política española

El liberalismo es libertad. Defiende sus principios, y admite errores. Es la única esperanza de mejora moral de este país. Mario Vargas Llosa. (Escuela de verano de C's).

Otra forma de hacer política es posible y necesaria en el S.XXI, superando las viejas premisas y respondiendo a los retos y a las necesidades de los ciudadanos en la Europa de los pueblos en permanente transformación hacia la sociedad digital.

En Francia, país de revoluciones, Macron ha marcado claramente el camino de lo que puede suponer un verdadero vuelco de la situación social y política en Europa: ha ganado por mayoría unas elecciones generales ilusionando al electorado con la propuesta de poner en marcha una serie de reformas necesarias para sacar al país de la parálisis en la que se encuentra. Esto, unido al hecho de que el electorado francés castigó sin perdón la corrupción de la derecha, (el RPR de Fillon se vio arrastrado en su caída por no poder explicar el favoritismo de emplear a su familia), y el Partido Socialista Francés se hundió como consecuencia de sus luchas internas... ¿Les suena la canción?.

Más allá de los paralelismos con la realidad política en España, que los hay, y son evidentes, es interesante profundizar en el porqué de estos cambios. Resumiendo mucho, se trata de aplicar políticas liberales que suponen cambios en profundidad, que propician salir del acomodo tradicional, de la sociedad excesivamente funcionarizada, hacia el progreso social y económico, el cambio cultural, el avance científico y la transición del mercado laboral hacia la era de la tecnología digital, imparable en un mundo globalizado. Y estos principios y actuaciones que implican cambios de calado, son absolutamente imprescindibles también en nuestro país.

Ahora bien, esas políticas liberales, que implican el adelgazamiento de la administración, mejor uso de los recursos públicos, perseguir el fraude fiscal y no posibilitar las amnistías para los defraudadores, entre otras, deben estar a su vez tamizadas por el mantenimiento y la mejora de los servicios sociales básicos y la garantía de la igualdad de oportunidades para todos; es decir, deben ser aplicadas con un enfoque socioliberal, o liberal progresista, si se prefiere, en la que un estado fuerte es garante de la cohesión social, y a la vez, el mercado, regulado, (no neoliberal), abre nuevas oportunidades para todos en un mundo en el que la mitad de los puestos de trabajo, tal y como los conocemos hoy, desaparecerán o cambiarán en los próximos veinte años.

Es hora de hacer reformas, y por eso en Ciudadanos estamos empeñados en avanzar: la primera es seguir de forma implacable en la lucha contra la corrupción; (aquí el PP pone todas las trabas posibles, y hemos tenido que pactar con el PSOE y Podemos la comisión de investigación sobre la financiación), pero casos como el de la dimisión del presidente de Murcia ilustran el camino a seguir.

En cuanto a las reformas políticas que son útiles para la ciudadanía, hemos conseguido varias medidas socioeconómicas directamente relacionadas con mejoras sociales y laborales, que sin duda van a favorecer a las personas que perciben menos ingresos y que más lo necesitan: la tarifa plana de cotización de 50 euros para los Autónomos durante el primer año de instalación y desarrollo del negocio, la bajada del IRPF para las rentas más bajas, que beneficiarán a más de 3,5 millones de personas, y que supondrán un incremento de hasta 1.200 euros al año en sus ingresos globales, el Complemento Salarial para menores de treinta años, y el incremento del permiso de paternidad. Aquí es donde se define el carácter progresista de las políticas de Ciudadanos; en las medidas concretas que se pactan para ayudar a las rentas más bajas, y en la bajada de los impuestos a la clase media y trabajadora. Seguimos peleando porque se cumplan el resto de los 150 medidas para mejorar España que firmamos en la investidura, aunque muchas veces sea contra la voluntad del gobierno. Estas medidas tienen su repercusión directa en Asturias: tenemos que mejorar los controles dentro de la administración mediante un refuerzo de la Inspección de Servicios, de forma que no se vuelvan a producir casos como el Marea o el Hulla, hemos pedido una evaluación del uso de los fondos mineros y de su impacto real, y hemos pactado en el presupuesto de 2017 medidas que favorecen las inversiones directas en infraestructuras de todo tipo, las ayudas a autónomos, micropymes, la economía social y la innovación, de manera que se pueda dinamizar la economía y generar puestos de trabajo. Asturias necesita un gobierno innovador, que introduzca reformas, que evite duplicidades en la administración, que prepare la transición del mercado laboral hacia la sociedad del conocimiento, y en definitiva, con una visión de lo que será la sociedad del futuro. Justo lo contrario de lo que tenemos.

Para concluir, tal y como dijo Albert Rivera en el debate de la mesa política de la escuela de verano de ciudadanos, la revolución debe ser educativa, laboral y hacia la innovación, y esto, junto con una regeneración de los partidos y de las instituciones que hagan que la gente vuelva a confiar en la política, (creemos en la regeneración moral de este país), harán de España uno de los países más prósperos del mundo. ¡Pongámosla en marcha!

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