La columna del lector

Juan José Corrales: no es no

A aquel alcalde de Siero que terminó sus días de regidor por ir borracho y empotrar el coche del municipio contra una glorieta, hoy algunos le quieren condecorar con un título (hijo adoptivo), con una orla que olvide sus días lamentables.

Pero no, no es no. Recuerdo bien su dispendio, sus bancos en La Fresneda de 7.000 euros en madera noble de iroko, sus subidas de sueldos ilegales, aquel famoso asesor de Alcaldía por 60.000 euros al año.

Y Lieres, a ese pueblo Corrales lo diezmó para siempre. Él y los otros. Aquellos mamporreros del SOMA-FIA- UGT, con Villa como instigador subversivo, amén de la complicidad heroica de aquella consejera Migoya, y sin olvidar a Hunosa, volcada en humillar a Lieres.

Derribaron el pasado tangible de un tesoro industrial que la compañía belga Solvay dejaba a los vecinos.

Prometieron una aluminera, una fundición, una industria farmacéutica, otra de maquinaria... Mentiras, mentiras gordas y películas. Eso fue el resumen de la gestión auspiciada desde el Ayuntamiento de Siero cuando Juan José Corrales era alcalde.

Con objetividad se puede decir que era un personaje zafio, siniestro y mezquino. Hoy, este hoy de lamento tiene una explanada después de la destrucción de Solvay. ¿Hay que condecorar?

Los pueblos como Lieres no pagan traidores. La memoria de quienes vivimos los peores tiempos de la democracia en el pueblo no vamos a comulgar con ruedas de molino.

Y siento enormemente escribir todo lo que antecede, pero algunas cosas no merece la pena ni nombrarlas. Amén.

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