Hablar hay que hablar, eso está claro. Y para hablar hay que hablar de algo. O, en su defecto, "guasapear". En el Archivo de Indianos de Colombres, al presidente del Principado, Javier Fernández Fernández, le prohibieron muy sutilmente hablar de política. Un cartel colgado en la pared así se lo indicaba. Fernández, por lo demás, tampoco tenía muchas ganas, porque si habla y dice lo que piensa van desde Ferraz y le dicen que de eso nada, que disciplina de partido, querido amigo. Y entonces, si no se habla de política, ¿de qué se habla? De Cataluña, de Venezuela y, en asuntos más locales, de Oviedo y de Gijón. Y de sus respectivos emblemas veraniegos, que algunos han convertido en meme y están difundiendo a través del whatsapp. Contraponer Gijón y Oviedo es un clásico de la comedia autonómica. Los veranos son muy distintos a sólo 30 kilómetros de distancia, como se deduce de la imagen que confronta el San Mateo ovetense con el "new style" de la playa de San Lorenzo. Sin duda, más vale una imagen que hablar por hablar.
En corto y por derecho
