Hace unos días se publicó en este diario una información con motivo de la publicación de un libro titulado "El Padre Ángel, la humildad y la rebeldía", escrito por una colaboradora en su humanitaria obra.

El mencionado sacerdote es muy conocido y apreciado debido a su institución social Mensajeros de la Paz, a través de la cual atiende a toda clase de personas desvalidas, especialmente niños. Y este reconocimiento es merecido y elogiable y por ello tiene muchas distinciones por parte de instituciones públicas.

Pero, como católico, quisiera hacer unas consideraciones.

Se afirma de él que es "moderno", "rebelde", "insobornable en sus convicciones" .

Estos calificativos no parecen adecuados para un sacerdote.

La misión de un sacerdote no es ni moderna ni antigua. Es siempre la misma: evangelizar, es decir, predicar la doctrina de la Iglesia católica, que actualmente está contenida en el "Catolicismo Universal de la Iglesia Católica", y lo esencial de la misma, o sea, los dogmas, los mandamientos, los sacramentos, el Magisterio, no varían nunca. Otra cosa son los medios, las formas, la pastoral para evangelizar más eficazmente.

En la Iglesia no hay católicos por cuenta propia, todos lo somos en comunión con la doctrina de la Iglesia.

¿Rebelde?, ¿contra quién? Si lo es contra la jerarquía o contra algún dogma o mandamiento o sacramento, eso supondría infidelidad a la Iglesia, a la misión para la que fue ordenado.

Las convicciones de un sacerdote tienen que ser las de la Iglesia, no las propias. La jerarquía es la que tiene autoridad para tomar decisiones sobre la conducta de los sacerdotes.

Pero cuando un sacerdote difunde unas ideas que no están en comunión con la doctrina de la Iglesia, deja de ser fiel a su misión religiosa y creo que debería de secularizarse, y ello no le impediría su entrega a su ONG laica.

Ha habido y hay muchas personas filantrópicas, humanitarias, tanto creyentes como no.

Una cosa es el humanismo laico y otra el humanismo cristiano. El laico es común a todas las personas normales, pues todos deseamos que a nadie le falte el alimento, el vestido, la vivienda, la asistencia sanitaria, las pensiones, etcétera, pues todo eso es humanamente útil y común. Y esta función es de competencia del Estado, de las instituciones públicas.

Pero el humanismo cristiano es otra cosa. Además de dar atenciones humanas temporales, lo que le preocupa es que las personas crean y practiquen la doctrina que, a través de la Iglesia, Jesucristo hijo de Dios y hombre nos reveló. Lo que es misión de la Iglesia es que los hombres crean en un Dios creador de la existencia, crean en Jesucristo como hijo de Dios encarnado en la persona humana de Jesús, cumplan sus mandamientos y demás verdades y crean que la vida no termina con la muerte del cuerpo, sino que existe la vida eterna que alcanzarán los que cumplieron sus mandamientos o se acogieron antes de morir a su misericordia, reconciliándose con Dios al arrepentirse de sus pecados. Y es doctrina de Jesucristo que existe la posibilidad de la condenación eterna. A la Iglesia y a sus sacerdotes les corresponde esa misión. Para la Iglesia la verdadera pobreza es la moral, la espiritual, que tiene trascendencia.

La pobreza material no condena ni salva por sí misma..

Si la Iglesia tiene obras sociales es debido a que las instituciones públicas no cumplen plenamente con lo que es de su competencia y la Iglesia, de modo subsidiario, colabora con lo que afecta las necesidades temporales.

En lo que se refiere a esa petición del sacerdote referida a que la Iglesia abra sus puertas al "orgullo gay", debemos decir que las puertas de la Iglesia están siempre abiertas a todas las personas, cualesquiera que sean sus condiciones. Pero si lo que se quiere decir, y eso parece, es que la Iglesia acoja como buenas sus ideas y que les diga que son buenas las relaciones homosexuales y la libertad sexual, que acepta el matrimonio homosexual, el aborto y otras aberraciones morales, eso es imposible. El "orgullo gay" es un movimiento en línea ideológica con la "ideología de género", y es la más radical negación de la moral católica.

Por otra parte, ¿qué es lo que reivindica el "orgullo gay"? ¿Acaso no cuenta ya con el apoyo legal de los partidos? ¿Acaso no está reconocido el matrimonio homosexual y la adopción de niños, el aborto, etcétera? Y a la manifestación del "orgullo gay" acudieron representación de todos los que tienen poder de decisiones legales.