Economista

Parres Sobrino y el "programa de Partarríu"

Segunda entrega de la semblanza del político llanisco José Parres Sobrino, de la caída colonial en adelante

Si el final del imperio nos llevó primero al "desastre" y después al regionalismo separador, para Pepín Parres el problema más vital siempre siguió siendo Llanes y el régimen despótico y caciquil que lo gobernaba. Ese compromiso con el Llanes popular le llevó a poner en circulación en 1905 el citado semanario "El Pueblo", a fundar allí el partido Liberal y a encabezar todas las batallas políticas contra "la marquesada". Lo sabemos bien porque quedan bastantes ejemplares de "El Pueblo", aunque el documento más memorable fue un discurso pronunciado en su finca de "Partarríu" a finales de 1905, donde ante más de 2.000 personas planteaba un programa estratégico para dar un verdadero impulso a la democracia en Llanes, un programa basado en tres puntos, a saber, uno "sanear el régimen municipal", dos "realzar a los indianos", y tres, acabar de una vez con "el caciquismo medieval".

La primera tarea planteada consistía en sanear el régimen municipal con "la bandera de la ley y el ariete del voto", un saneamiento donde se persigan "las enormes ocultaciones de riqueza", para acabar de una vez con una administración comunal "despótica y llena de inmoralidades".

Además había que "realzar a los indianos" frente a una oligarquía parasitaria dándoles el papel que se merecen: "Son -dice- los Ángeles del Bien que emplean su dinero, adquirido con lágrimas y privaciones allende los mares Atlánticos, en impulsar el desarrollo de los intereses generales de su Patria chica y en contribuir a la prosperidad intelectual y material de la comarca que le sirvió de cuna. Allí donde veáis caminos, fuentes, lavaderos, iglesias, cementerios, colegios, escuelas, hospitales y obras construidas por la iniciativa privada, allí están el patriotismo, la nobleza de sentimientos y la generosidad inagotable de los indianos? (en cambio) ¿qué obras de utilidad pública llevan el sello de los caciques y de los ricos terratenientes del concejo? ¿dónde están? ¿cuáles son?... Se titulan favorecedores de los pueblos y jamás gastaron su dinero en ellos".

Por último, acabar con el caciquismo y los caciques "que os consideran como siervos del terruño, como lapas incrustadas en sus fincas, como cosas consustanciales a la propiedad, y entienden los tiranos que el dueño del predio rústico es el sultán, el amo, el poseedor y el árbitro de la conciencia, de los sentimientos, de la dignidad y de la voluntad de sus arrendatarios. En los tiempos de Roma había esclavos de la deuda? hoy existen otros esclavos mucho peores pues solo por la condición económica y jurídica de ser arrendatarios de días de bueyes, aunque paguen puntualmente las rentas, los reducen a la repugnante categoría de esclavos del sufragio", proponiendo la asociación de labradores "para contrarrestar a la tiranía maldita del desahucio arbitrario por causas electorales, y también para indemnizaros de la pérdida de cosechas, ganados, incendios, etc."

Pepín Parres termina su discurso afirmando que él mismo fue también "una víctima del caciquismo señorial que impera en el concejo de Llanes", caciquismo que le impidió representarlo políticamente, concluyendo con un reconocimiento a los luchadores por la democracia en Llanes: "Abristeis -proclama- un boquete en la espesa muralla del caciquismo, os erguisteis como los titanes en una contienda desigual contra la aristocracia, contra los principales propietarios, contra la mayoría del clero, contra esos elementos protectores de un caciquismo medieval arraigado en este concejo desde hace años, y que nunca descolló ni brilló por el fomento de las artes, ciencias y letras, de la industria, agricultura y comercio, de la enseñanza y de la beneficiencia, sino por el orgullo, la vanidad olímpica, la soberbia satánica, la violencia y la opresión".

Toda la historia del siglo XX en Llanes -y en general podríamos decir que en la España rural- está marcada por lo que me atrevo a llamar "Programa de Partarríu", formulado por José Parres Sobrino en 1905, un programa que resume la confrontación social y política, la lucha de clases, entre el pueblo y la aristocracia, entre plebeyos y señores, entre la nueva burguesía -en nuestro caso indiana- y la vieja nobleza, un programa que es en definitiva un canto al pueblo trabajador, al pueblo llano, al pueblo emigrante, frente a la oligarquía rentista, clasista y reaccionaria, un programa largamente incumplido que termina con un grito histórico que habría de marcar a las mejores generaciones venideras: "¡Viva la regeneración de Llanes!".

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