Asturias sufre una anomalía democrática: nuestro gobierno no quiere gobernar. Es un gobierno en fin de ciclo, sabedor de que su proyecto político ha fracasado, con un presidente deseoso de marcharse y con unos compañeros de partido y de gobierno distraídos en sus batallas internas y sus cálculos personales.
El sistema educativo asturiano, por desgracia, no escapa a esta situación de parálisis, falta de iniciativa política e incapacidad de resolver los problemas de los asturianos. Existe un clamor social en Asturias sobre la situación de las escuelas infantiles de 0 a 3 años, las más caras de España y con un escaso número de plazas ofertadas para la demanda existente. ¿Y cuál es la respuesta del agotado gobierno socialista? Un informe.
Al problema de las escuelas infantiles hay que sumar que contamos con el peor sistema de ayudas a la compra de libros de texto del país, y con un continuo recorte a la escuela rural asturiana en forma de cierre de aulas, pérdida de profesores y una merma de las ayudas al transporte escolar. ¿A alguien le sorprende que siga cayendo la natalidad?
La búsqueda de la excelencia ha de ser el motor de una adecuada gestión educativa. La excelencia ha de estar en el aprendizaje de idiomas y, sin embargo, en Asturias el programa bilingüe castellano-inglés no llega a suficientes alumnos por falta de medios. ¿Cómo lo ha resuelto el gobierno? ¡Con un sorteo!
La excelencia también ha de buscarse en la Universidad. Sin embargo, ésta sigue esperando por un contrato-programa otro año más y continúa sin poder asegurar el reemplazo generacional del profesorado, con una falta de medios y recursos alarmante. Y lo que es peor, con unos investigadores que son invitados a marcharse de nuestra tierra por un anárquico sistema de ayudas a todas luces insuficiente.
Por su parte, el profesorado asturiano está maltratado por la Consejería de Educación. El de la enseñanza pública por la elevadísima tasa de interinidad, por la no convocatoria de oposiciones este año y por sufrir unas condiciones laborales peores que la de sus compañeros en otros sitios de España. Los de la enseñanza concertada por seguir sin cobrar las deudas pendientes que tienen con ellos y por no recibir ni una sola respuesta a sus demanda, ya que el gobierno tiene entre ceja y ceja cerrar unidades y colegios concertados, vulnerando así un derecho fundamental como es la libertad de las familias para elegir centro educativo.
Frente a toda esta dejadez e incapacidad del gobierno socialista asturiano, el Partido Popular de Asturias presidido por Mercedes Fernández ha decidido asumir un papel de liderazgo desde la oposición, como se demostró con la drástica bajada del Impuesto de Sucesiones conseguida por nuestro partido en la negociación de los últimos presupuestos. O con la rebaja del tramo autonómico del IRPF y las exenciones fiscales por gasto en libros de texto y guardería que negoció el PP para la aprobación de las cuentas de 2015.
Por ello, en el campo educativo hemos registrado una batería de iniciativas parlamentarias que intentan revertir esta preocupante situación. Así, buscamos asegurar la gratuidad del ciclo de 0 a 3 años para todas las familias asturianas, aprobar la gratuidad de los libros de texto, flexibilizar las ayudas al transporte escolar y devolver aulas y profesores a la escuela rural asturiana.
A su vez, presentamos una mejora del programa bilingüe castellano-inglés, incentivos y refuerzo a la formación del profesorado, un plan de reducción de la interinidad y un Plan de Infraestructuras educativas. Y, por supuesto, una sustancial mejora en la financiación a nuestra Universidad, vinculada a objetivos.
El gobierno socialista asturiano siempre contesta que nada de esto se puede hacer por falta de recursos económicos. Es una respuesta típica de un gobierno seco de ideas y también de un gobierno cínico, pues tras la sentencia del llamado "caso Marea" que decreta prisión para exaltos cargos socialistas de la Consejería de Educación, ya sabemos a dónde fue a parar durante años el dinero de los escolares asturianos.
