Me llamo Tea, tengo 7 años y empecé Primaria el 11 de septiembre. Sí, ya sé que tenía que haber empezado el año pasado, pero en Infantil me dejaron que me quedara uno más porque soy una niña "especial"; total, porque no me gustan los barullos, que me espachurren para darme besos y porque dicen que soy seria. Seria no, es que estoy en mis cosas, que con mis amigos bien que me río, y con los yayos y los abus, y los tíos, las tatas y la prima. Pero yo, tan contenta, aunque me fastidió que me cambiaran de la clase, porque a mí lo de los cambios como que no, como que me entran unas ganas de hacer pis... Y mira, al final del año ya me salían un montón de palabras que antes no había manera, la erre no, pero mi papá no la dijo hasta los 14, y él ahora me enseña un montón de cosas, así que...; ¡y ya leo!, no me dejo un letrero en la calle, y a la yaya el domingo le leí el menú de la cafetería enterito, y me dijo "¡ay mi vidinaaa!".

A lo que iba, que me dijeron que ya estaba preparada para ir al cole después del verano, y yo, ¡uy qué nervios, que me hago pis!, pero que tranquila, que un mayor que se llamaba Auxiliar Educativo iba a estar allí para ayudarme porque todavía me cuesta lo de la ropa, que vaya rollo los botones, y la sirena, que me asusta un poco, y los juegos del recreo, que son un poco raros con tantas carreras, que yo soy un poco patosa, y la entrada o salida de clase, que me cuestan un poco los cambios bruscos, pero como dice mamá, lo importante no es ser muy lista, sino muy feliz, aunque tarde un poco más en aprender llegaré al mismo lugar que los demás. ¡Ah!, y por si tenía que ir al baño, que si me pongo a pensar en mis cosas, o me pongo nerviosa, ¡uyyyy!, entonces, algunas veces, pero pocas, eh, se me va el pis.

Y llegó el día 11 y fui al cole tan contenta a ver a Auxiliar Educativo, que también vaya nombre tiene, ¡y no estaba!, pero cómo que no; si lo dijeron papá y mamá, y la seño de Infantil, y un señor muy serio que se llama el Dire, que dijo que lo mandaba una tal Consejería, que a ésa ya no la vi, pero que debe ser la mujer del Consejero, que es el que más manda, según dice todo el mundo. ¡Ay mamina!, yo ahí no entro, muchos niños y papis, profes, sirena, gritos... Me quedé a la puerta llorando y cogida a mamá, y papá prometió escribir a la Consejería, o al mismísimo Consejero, porque yo que me meo de miedo.

Al final, me acordé de cuando cambié de la clase en el otro cole, así que cogí aire y p'alante, y allá que fui. Pero como dicen que hay que escribir al Consejero, yo le escribo, que hay que cumplir con lo que se promete: ¡Consejero, me hago pis!