230424LNE ANGEL GONZALEZ 173522080

Entrando en la estación

Cuando llega septiembre, mucha gente ya está harta del verano, pero no se atreve a decirlo; al revés, públicamente se lamenta de que la fiesta haya terminado y pone mueca de hastío en la rentrée. Ese gusto secreto de muchísima gente por el otoño se manifiesta en la rapidez con que cambia el vestuario, en cuanto caen cuatro gotas o enfría un poco el tiempo. En realidad, igual que se puede ser buen catalán y buen español, se puede disfrutar del verano y amar el otoño, incluso tanto como para instalarse en él antes de que toque, como ya han hecho muchos. El día que toca, todos los amantes secretos del otoño ya pueden al fin salir del armario. Las horas de luz menguan, es verdad, pero no sólo de luz vive el hombre, y además esa tranquila decadencia de la luminosidad nos permite gozarla con más aprecio, como sucede con todo lo que escasea. La abundancia no deja de ser una grosería.

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