Alberto Menéndez

Cuánta animadversión escondida

La verdadera razón de las críticas a Javier Fernández

No resulta nada fácil de entender y mucho menos de explicar las dificultades que está teniendo Javier Fernández para conseguir que la gestión de la última ejecutiva de la Federación Socialista Asturiana (FSA) -comisión que presidió durante 17 años- sea aprobada por los afiliados. No es sólo un problema político, no, detrás hay algo más, algo que tiene que ver con cuestiones de carácter personal en muchos casos y también, en otros, con la búsqueda de un hueco en el organigrama del partido y en las instituciones mediante la extendida costumbre en los partidos de hacer leña del árbol caído.

Justificar las críticas a la actuación de la ejecutiva de la FSA saliente por la mala gestión del secretario de organización, Jesús Gutiérrez, es absurdo. Es un argumento que no se sostiene. Gutiérrez fue la mano derecha de Javier Fernández en la Federación durante muchos años, y lo fue porque el entonces secretario general confiaba plenamente en él, y si se fiaba de él era porque cumplía a rajatabla sus órdenes. Otra cosa es que las formas del "número dos" de la FSA fueran o no las más adecuadas. Pero de lo que se trata de valorar ahora en el seno del partido se supone que no son las formas, sino el fondo.

Disimulen o no, quienes cuestionan la labor desempeñada por la hasta el momento comisión ejecutiva regional del PSOE están erosionando la figura del líder del partido desde el año 2000 y aún presidente del Gobierno del Principado, Javier Fernández. Es la realidad, y algo que va a ser utilizado con toda seguridad, y de forma machacona, por los dirigentes regionales de Podemos, quienes, desde que dieron el salto a las instituciones autonómicas y municipales, han tenido siempre en su punto de mira a Fernández, pero no por ser Javier Fernández, sino por ser el máximo responsable de la FSA, cuyo espacio político aspira a ocupar (en su totalidad incluso si es que eso fuese posible y mientras no se demuestre lo contrario nunca de forma compartida) la formación morada.

Y es dentro de esta estrategia de sacar rentabilidad de la fractura del PSOE regional en la que se deben incluir las manifestaciones del jueves del portavoz de Podemos en la Junta General, Emilio León, acusando a Fernández de "dar portazos cuando nosotros hemos tendido puentes", cuando lo cierto es, como no se ha cansado de repetir Gaspar Llamazares (IU), que el grupo de Pablo Iglesias nunca estuvo interesado en un acercamiento a los socialistas.

Que exconsejeros del Gobierno regional encabecen en Gijón el rechazo a la comisión ejecutiva de la FSA saliente (y que lo hagan de forma muy agria) muestra una animosidad digna de análisis. No estaría de más que, por ejemplo, quien fuera consejero de Sanidad cuando se puso en marcha el nuevo Hospital Universitario Central de Asturias en Oviedo, Faustino Blanco, explicara realmente las razones que le han impulsado a liderar desde hace ya bastante tiempo el grupo de la militancia más crítico, más radical, con Javier Fernández.

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