Ya nada es lo que era. No hay filas detrás de los toboganes, ni nadie compitiendo por ver quién columpia más alto. Los parques están cada vez más vacíos y los niños... los niños ya están dejando de serlo. Pero la culpa no es suya, qué va.

Y es que si se trata de correr o de saltar, ya no lo hacen en el parque o en la calle. Ahora los niños se divierten desde el sofá, enganchados a un aparato que les está chupando su propia esencia. Una máquina que les quita de ser precisamente eso, niños.

Estamos perdiendo la cordura. Pero no se engañen, los niños no nacen predeterminados a eso, la culpa no es suya. La culpa es de quien cree que los niños serán más felices pasando horas frente a una pantalla, de quien considera más cómodo cuidar de ellos mientras están ahí sentados y no correteando tras una pelota, de quien permite el acceso sin ningún control a cualquier tipo de red social. Y es que las redes sociales ya no están en los bancos de los parques, ni en las canchas de fútbol, ahora están en los teléfonos móviles.

Nacen y crecen enganchados a la tecnología. Los cuentos ya no están en papel, ni las nanas en nuestras gargantas.

Dejando esto a un lado, los niños ya no pueden disfrutar de su tiempo libre. Los niños no tienen tiempo libre. Faltan horas para sobrecargarlos aún más de actividades y de tareas fuera ya de su cargado horario escolar, sin contar muchas veces con su opinión.

No damos tiempo a que elija. A que se equivoque en sus decisiones, a que construya lo que quiera. Irás a inglés, francés, alemán o chino mandarín. A guitarra, a fútbol y a danzas tribales. A todo lo que puedas porque "es bueno para tu futuro". Permítanme dudar de ello, porque no sé el futuro, pero lo que es este presente lo estamos distorsionando un poco. No es como debiera ser, como siempre fue. La sociedad cambia, el mundo cambia y con ello las exigencias, por lo que no dudo que la formación que deban recibir sea la máxima. Pero estamos alcanzando unos límites que ni nosotros mismos somos capaces a comprender. Y el perjudicado no es otro que el niño. Ese cerebro andante, ese adulto en cuerpo de niño. Y si algo tengo claro es que niño sólo se es una vez en la vida.