Pablo Álvarez

De medicamentos, huevos y Barcelona

La cuestionable estrategia de postular a Cataluña como candidata a albergar la Agencia Europea del Medicamento

Todos los huevos se pusieron en la misma cesta, y la cesta parece a punto de romperse. La deriva independentista de Cataluña frustrará, con casi total seguridad, la candidatura de Barcelona a convertirse en sede de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés). Ámsterdam puede ser la gran beneficiada de las turbulencias nacionalistas que el Gobierno de Mariano Rajoy pensó que podría sortear con la ayuda de su ministra de Sanidad, la catalana Dolors Montserrat. La decisión final se adoptará en la reunión del Consejo Europeo del próximo 20 de noviembre. Sobre el papel, cinco ciudades tienen opciones: Copenhague, Milán, Viena, Barcelona y Ámsterdam.

La EMA es una agencia dependiente de la UE cuyo cometido es evaluar, y eventualmente autorizar, las solicitudes de comercialización de medicamentos, y realizar su posterior supervisión. Creada en 1995, está emplazada en Londres, pero deberá ser trasladada a otra ciudad de Europa debido a la salida del Reino Unido de la UE. Con sus 890 empleados de alta cualificación, es una de esas entidades que cualquier ciudad del mundo suspira por albergar. Por subrayar un solo dato sobre su valor añadido, la EMA recibe cada año la visita de 35.000 expertos de la industria farmacéutica.

Barcelona ofreció como sede para la EMA la emblemática torre Agbar, hoy conocida como Torre Glòries. Las posibles ciudades de destino fueron sometidas a votación entre la plantilla de la Agencia, pues se considera que la entidad sólo es viable en el caso de que se retenga al 65 del personal, muy rodado en funciones de elevada complejidad. Sobre esa base, sólo las cinco ciudades citadas pasarían el corte. La evaluación de la candidatura de Barcelona mostraba fortalezas que la situaban en una posición óptima: la accesibilidad de la ciudad y el transporte urbano, los centros educativos para los hijos del personal, el acceso al mercado laboral y al sistema de salud, la continuidad de las funciones de la EMA...

"Science/Business", una red de universidades y centros de investigación a la que se atribuye mucho predicamento, ya ha dado su veredicto: ganará Ámsterdam. "La crisis política en España por el impulso a la independencia de Cataluña debe descartar a Barcelona", pronostica esta red. Lógica no le falta: con cientos de empresas huyendo en estampida de Cataluña por temor a quedarse fuera de la UE, sería casi un sarcasmo llevar a Barcelona un organismo de la propia Unión Europea.

Si este vaticinio se hiciese realidad, estaríamos ante una oportunidad perdida por falta de perspicacia. Habrá que preguntarse si fue correcto que España apostara por Barcelona cuando ya se veía venir la tormenta secesionista. Podía ser buena la intención de mostrar a los catalanes y al mundo entero que el Gobierno de España apostaba por el desarrollo del territorio rebelde, pero quizá hubiera sido más acertado poner sobre la mesa una candidatura menos arriesgada y dotada de elementos atractivos, como podrían ser Valencia, Sevilla, o incluso Asturias con el pretexto de contar con uno de los hospitales más modernos de Europa. La UE no sólo ha de servir para reforzar territorios ya muy desarrollados, sino también para propiciar saltos de categoría de los ubicados en posiciones más modestas.

Colocar todos los huevos en una cesta puede ser una estrategia acertada, pero desde luego resulta imprescindible dar con la cesta adecuada.

Compartir el artículo

stats