Covadonga Jiménez

Análisis

Covadonga Jiménez

Golpe a la eficiencia del sistema universitario

La reducción de las tasas de matrícula en la educación superior

La propuesta planteada en el último Claustro de la Universidad de Oviedo de reducir las tasas al alumnado bien podría mejorar la valoración de la institución académica pero, en la práctica, afectará negativamente a su funcionamiento. Reducir los precios de matrícula redundaría en la imposición a las comunidades autónomas de una forma de compensación de ese dinero que se deja de recaudar. Solo en Andalucía el coste estimado de bonificar las tasas universitarias obligaría a la Junta a realizar un desembolso extra de 30 millones de euros.

En Asturias ni siquiera se han planteado ese escenario. El consejero de Educación, Genaro Alonso, ya advirtió de que la comunidad autónoma no se haría cargo de la repercusión para las arcas regionales de una hipotética bajada de las tasas."Defenderemos un descenso progresivo pero actualmente no podemos comprometernos a nada", dijo Alonso. Los estudiantes aspiran a rebajar hasta el 43% los precios actuales en 2020. Pero no hay compromisos en firme desde el Principado. La última decisión al respecto por parte del Ministerio de Educación consistió en promover una bajada en los precios de los másteres no habilitantes el pasado abril, decisión que contraviene el principio de eficiencia del sistema.

Pese a todo, el curso pasado España continuaba manteniendo uno de los niveles de precios públicos universitarios más elevados de la Unión Europea, un territorio de tasas de matrícula muy bajas o gratuitas. El estudio de la Comisión Europea "National Student Fee and Support Systems. 2016-17", señala que solo Irlanda, Reino Unido, Holanda e Italia tienen precios públicos de grado más elevados que España. Hasta el curso 2015-16 algunas comunidades autónomas de nuestro país se acercaron a Reino Unido y Holanda en su nivel de precios públicos universitarios de grado. En ese contexto cabe destacar que el País Vasco es, con diferencia, la comunidad autónoma que más invierte por alumno: 8.976 euros al año, prácticamente el doble de lo que gastan Madrid, Andalucía o Castilla La Mancha. Ninguna de ellas llega a los 4.600 euros por alumno, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Educación en el Sistema Estatal de Indicadores de la Educación que incluye las cifras de inversión de 2014, el último año con presupuestos consolidados. Al País Vasco le siguen como comunidades más inversoras Navarra, Cantabria, Asturias, Galicia o Castilla y León que gastan anualmente más de 6.000 euros por alumno, un 25% más que Madrid o Andalucía. A la cola se sitúan también Cataluña, Murcia o la Comunidad Valenciana. Todas por debajo de los 5.000 euros. En la Universidad de Oviedo dicen ahora que lo conveniente sería un desembolso de 10.000 euros por alumno, cuestión de contraviene el objetivo de rebaja de tasas si no aumentan las transferencias desde el Principado.

Reducir los ingresos para cumplir con las demandas de los estudiantes, que en el caso asturiano únicamente cubren entre el 15% y el 25% de los costes en primera matrícula en grado y máster desembocaría en un empobrecimiento educativo. Porque más gasto económico representa también mejores resultados académicos. Sólo Madrid, a la cola en inversión, presenta buenos resultados porque el nivel socioeconómico de su población es superior a la media. Pero la tónica general es que las comunidades con menores recursos acaban repercutiendo en los resultados del alumnado. Se entiende, además, que cuanto mayor sea el coste asumido por los estudiantes, mayores son las tasas de éxito en sus estudios, dado que tienden a tomarse más en serio la decisión de los estudios que cursan.

Este 2017 el Estado incrementó levemente la partida destinada a Educación: 2.525 millones de euros, un 1,7% más que el ejercicio anterior, más modesto, no obstante, que en años precedentes cuando las cuentas en este capítulo superaban los 3.000 millones. El grueso de esa partida se destina a becas y la cantidad que se embolsa por las matrículas universitarias apenas alcanza el 15% del coste total del alumno. Con estos mimbres conviene replantearse las consecuencias de una posible rebaja de tasas.

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