Ninguna lección práctica sobre la relatividad del tiempo como una sesión en la Junta General del Principado. Los debates, como en todos los parlamentos del mundo mundial, están marcados por límites horarios, pero en Asturias sus señorías se han acostumbrado a parar el reloj cuando intervienen. O quizá sólo lo adecuan a sus coordenadas. En Marte un día dura exactamente 24 horas y 37 minutos, una propina horaria que necesitan algunos para regodearse en su bucle dialéctico para repetir en la mayoría de los casos lo ya sabido. En Plutón -más lejos en la galaxia- el día dura casi seis días y medio terrícolas. Qué placer para algunos parlamentarios asturianos hablar en Plutón sin corsés de tiempo, aun aceptando que en ese planeta nadie les va a hacer caso. Como aquí. Diputados marcianos, diputados plutonianos.