Vicente Montes

El unísono de los disonantes

La falta de audacia política para aprovechar el frente del Noroeste en defensa de los intereses de Asturias

Resulta desalentador que, ante la trascendencia que supone para Asturias el debate de la financiación autonómica, los partidos asturianos sean incapaces de despojarse de sus cálculos para defender con una sola voz los intereses de la región. El colmo es que cuando el Gobierno del Principado, socialista, rubrica una alianza con dos comunidades vecinas y con similares problemas como son Galicia y Castilla y León, gobernadas por el Partido Popular, la oposición se dedique a poner peros sin entrar en el fondo. ¿Creen que resultaba mejor para la defensa de las cuentas de los asturianos un desacuerdo entre los dirigentes de las comunidades que más tienen que perder si prosperan las tesis de las regiones más ricas?

Llamativo fue el silencio del PP asturiano, como si temiese que aplaudir la firmeza que demostraron en sus planteamientos los populares Alberto Núñez Feijóo (Galicia) o Juan Vicente Herrera (Castilla y León) fuese a molestar al Gobierno de Mariano Rajoy.

Podemos se limitó a cuestionar los gobiernos domésticos del presidente gallego y del castellano y leonés, como si eso tuviera algo que ver con lo que se estaba hablando. ¿Discrepan los podemistas de lo que establece la declaración firmada por los tres presidentes autonómicos? ¿Cuál es su alternativa?

Izquierda Unida sí vio positiva la alianza aunque pidió que el presidente Javier Fernández busque acuerdos entre las fuerzas políticas asturianas, un camino que ya a priori la oposición está marcando como difícil. Foro y Ciudadanos cuestionaron la discrepancia entre el discurso de Fernández y la que mantiene el PSOE en el Congreso, como si no fuera más evidente la que tienen los presidentes del PP con su propio gobierno en la Moncloa.

La financiación autonómica es el sálvese quien pueda. Es un reparto de fondos en el que antes que nada deben pesar los intereses del propio territorio. Incluso en el PP discrepan, por ejemplo, Núñez Feijóo y la madrileña Cristina Cifuentes. En esta revisión del modelo está la tentación de apaciguar con más dinero a Cataluña o buscar así alianzas nacionalistas en otros territorios. Y lo que se da a unos se quita a otros. No hay más misterio. Las discrepancias en casa solo beneficiarán a otros territorios con mejores armas para llevarse el gato al agua.

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