El juego del policía malo y el bueno es viejo, pero sigue funcionando. Se asigna el papel de policía malo, en este caso, a los jueces que han inculpado y encarcelado a dirigentes de la trama, y se apuntan al del bueno algunos constitucionalistas que creen que los jueces se han excedido y habrá que encontrar una solución. Vale, de acuerdo, juegue cada uno su papel, pero con un respeto a los jueces, que son, junto con Guardia Civil y Policía, los que de veras han parado el golpe y evitado que la cosa pasara a mayores. Comenzó el trabajo el Juez Ramírez Sunyer, la Juez Lamela puso negro sobre blanco el organigrama básico de la conjura, y el Supremo trabaja ahora a partir de esa plantilla. Son funcionarios públicos que han dado la cara y hecho su trabajo. Aunque llegará la hora de quitar hierro o templar gaitas (y habrá que hacerlo), echar la culpa al policía malo sería una indignidad.
