Pensábamos ser libres. Al menos, en un marco tan ingenuamente vasto como el de internet. Aun así, el pasado 14 de diciembre será recordado como el día en el que Trump (sí, otra vez Trump) revocó la Ley de Neutralidad de Red en los Estados Unidos de América (EUA). La idea de fondo es perversa: dar más poder a aquellos que ya lo detentan (en este caso, los proveedores de internet). En los EUA serán los poderosos los que dictarán la forma en la que los estadounidenses pueden relacionarse a través de la red. Los grandes proveedores de telecomunicaciones podrán censurar contenidos, entorpecer servicios o imponer un internet de dos velocidades (¿uno para ricos y otro para pobres?). Si pensábamos que la red era un elemento democratizador y libre, Trump nos abofetea de nuevo reduciendo derechos y libertades. La lucha continúa, la red será nuestra.