La actividad balnearia en Asturias

Una referencia bibliográfica para entender la aportación de las aguas mineromedicinales a la región

Manuel Gutiérrez Claverol, doctor en Geología por la Universidad de Oviedo, acaba de sacar a la luz, publicado por el Real Instituto de Estudios Asturianos, "La actividad balnearia en Asturias". A primera vista, los que no somos técnicos en la materia, podemos pensar que se trata de un texto apto exclusivamente para expertos en el tema; nada más lejos de la realidad. Claverol nos introduce en un mundo que tuvo sus horas mágicas en el siglo XIX, propiciado por aquella sociedad burguesa de refinados delirios; concurrencia amable que participaba, sin prisas, en juegos y excursiones y, a la vez, educados para paladear las delicias de un concierto de cuerda o piano y disfrutar de un animado baile de gala, todo alrededor de una mesa con exquisitas viandas. Fueron personas capaces de gozar de un bien hoy perdido y acaso prohibido por las circunstancias, cuando tanto beneficio proporcionó a nuestra salud: hablo del aburrimiento alrededor de un disimulado bostezo.

Aporta el autor una breve semblanza del desarrollo histórico de los balnearios y sus beneficios: "curan de la piedra, alivio de los ojos, paz para los nervios, curan llagas, atenúan dolencias internas, alivian sufrimientos del pulmón, restañan flujos de sangre". Sin embargo, maldita la gracia que le hacían al monarca Alfonso VI de León, que mandó derribarlos, debido a que su mala utilización afeminaba a los soldados.

A Borines, Prelo, Fuensanta y Las Caldas dedica Manuel Gutiérrez Claverol el contenido fundamental del libro, sin olvidarse de El Puelo (Cangas del Narcea), Baños de Mestas (Ponga), Caldas de Tornín (Cangas de Onís), Andinas (Ribadedeva) y Puentellés (Peñamelllera Baja). En los cuatro primeros dedica un amplio estudio a su historia, con un resumen de sus características geológicas; asimismo, al análisis físico-químico de sus aguas; a las patologías que cada uno de ellos atendía, a sus beneficios terapéuticos y cómo eran sus instalaciones.

Como es lógico, unos para curar sus dolencias, otros por figurar y algunos por el qué dirán? no escasearon ilustres personalidades entre sus clientes, de los que Claverol realiza un pormenorizado recuento: Jovellanos, Práxedes Mateo Sagasta, fray Ceferino González, Hilarión Eslava, Vital Aza, Leopoldo Alas, Pereda, Palacio Valdés, Ramón y Cajal, Azorín?Acompañan el texto sugerentes grabados y fotografías de época, mapas, listado de los médicos que a través de los años atendieron a los pacientes; principales acontecimientos en todos y cada uno de estos balnearios, con el precio de hospedaje y servicios a finales del siglo XIX.

Por no faltar detalle, hasta los deliciosos menús figuran en el libro: Puré a la reina, paella valenciana, merluza a la portuguesa?

Sin duda, Manuel Gutiérrez Claverol ha cogido gusto al tema de los balnearios para convertirse en un especialista. Además de diferentes artículos ha publicado, en el año 2014, la monografía titulada: "Las aguas termales de Las Caldas de Oviedo".

"La actividad balnearia en Asturias", libro serio y ameno, es la mejor referencia para comprender el funcionamiento de los establecimientos hidrotermales y la gran aportación que las aguas mineromedicinales han hecho a nuestra región.

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