230424LNE ANGEL GONZALEZ 173522080

El caso Parra

La historia de la poesía es en realidad la de la antipoesía, como la de la música la antimúsica. Beethoven no fue, en sus días, menos antimúsico que Anton Webern en los suyos. Hoy toda la cursilería poético-erudita del orbe, y no pocos buenos lectores, idolatran a T. S. Eliot, pero tal vez se sabría poco de él si en 1922 no hubiera hecho antipoesía (para la fecha) con "La tierra baldía". Para hacerse con un sitio hay que apartar con remango lo que hay, y más aún bajo la cultura de la novedad. Sin embargo el caso de Nicanor Parra era distinto: odiaba la poesía como si de un aparato represivo se tratara, y se defendió de ella con sus propias armas (las de la poesía). La razón es que no veía razón para que tuviera un apartijo, un feudo propio, pues para él todo era poesía: hacemos poesía (escribió) hasta cuando vamos al cuarto de baño. Como el que no cree en Dios por ser panteísta.

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