Alberto Menéndez

Engorrosa coalición

El mal momento de las relaciones entre los dos partidos de la derecha en Asturias

Las relaciones entre los dos partidos de la derecha asturiana, PP y Foro, pasan por malos momentos. Después del acuerdo alcanzado para concurrir juntos en las dos últimas elecciones generales alguien podría haber pensado que el camino hacia la reunificación estaba expedito. Pero ese alguien es que no conoce al líder y fundador de Foro, Francisco Álvarez-Cascos. Una cosa era unirse al enemigo en un momento concreto para evitar un estrepitoso fracaso en las legislativas y otro rendirse ante quienes él considera que le humillaron con ocasión de los comicios autonómicos de 2011. La intención del secretario general forista es mantener su partido como sea, otra cosa es hasta dónde podrá aguantar y con el respaldo de quién.

La polémica sobre la oficialidad del asturiano está siendo aprovechada por uno y otro partidos más para buscar los puntos de fricción que para intentar encontrar una política común que les facilite un acercamiento para concurrir juntos en las autonómicas de mayo del próximo año.

Un dato más. Durante algún tiempo la presidenta de los populares asturianos, Mercedes Fernández, evitaba referirse a la alcaldesa de Gijón, la forista Carmen Moriyón. Ahora no, ahora la máxima responsable regional del PP arremete contra ella sin cortapisa alguna por haberse alineado con "la izquierda más radical".

Y para que no quede ninguna duda sobre cuál es la postura de la dirección nacional del partido de Mariano Rajoy ante una posible coalición electoral con Foro viene a Asturias el dirigente Javier Maroto y dice que el de Álvarez-Cascos es un "partido residual". Éste tuvo hace unos meses la posibilidad de mantener viva la llama del posible acuerdo con el PP cuando Mercedes Fernández se mostró favorable a un acercamiento entre ambas fuerzas. Cascos se negó entonces sin matiz alguno a esta aproximación. En política reconducir una situación así es posible (¡faltaría más sabiendo cómo son sus protagonistas!), pero es evidente que ni populares ni casquistas se encuentran cómodos ni tan siquiera hablando entre ellos.

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