Estas costumbres ratoniles son la obsesión de los ladronzuelos de baja escala, "los robabombillas". Son personas que padecen cleptomanía, el impulso que sienten por robar es tan fuerte que no lo pueden resistir, a veces se apropian de cosas que nunca van a utilizar o de muy bajo valor.

Las personas adictas al robo, si no lo hacen, sienten la misma ansiedad que un yonqui cuando le falta la dosis de cocaína.

Quiero dar las gracias a todos los medios de comunicación por quitarnos la neblina que no nos dejaba ver más allá, gracias a ellos sabemos que hay funcionarios honrados y competentes, pero también hay rateros de alta escala, los que creen que lo que es de todos sólo les pertenece a ellos. El dinero les hace el mismo efecto que la harina a los ratones.

La frase "llenarse los bolsillos" quedó en desuso, ahora utilizan grandes mochilas y enormes maletines, se apoderan de cantidades tan grandes que cuando se les descubre parte del botín (porque todo es imposible descubrirlo) no se recuerdan cuánto tienen ni dónde, aparentan sufrir amnesia. ¿Cómo puede ser que las personas que tienen estas lagunas mentales administren nuestros impuestos e interpreten nuestras aspiraciones? Si les hicieran un test de compatibilidad para comprobar si están facultados para ocupar un puesto de tan alta responsabilidad, muchos tendrían que irse al paro. La información negativa que nos facilitan todos los días, a muchos nos hizo cambiar de opinión, antes sólo sospechábamos, ahora sabemos.

"Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio".