Miembro de la Asociación de Amigos de la Bahía de Gijón

Gijón: un corazón ciudadano, una ciudad sin cabeza

La falta de proyectos estratégicos para el municipio y los últimos tiempos desnortados de la política local

Dijo el escritor Pérez de Ayala que el alma de Asturias viene de la montaña, y añado yo que el alma de Gijón viene de la mar atlántica, pero en realidad viene de todas partes, de las Asturias plurales, de los valles mineros, del carbón y la dinamita, de los empresarios y técnicos extranjeros que impulsaron la industrialización y de los obreros españoles que tiraron por ella. Y, como principio y fin contemporáneo de todo, viene de Jovellanos y de los llamados propiamente "playos".

Gijón fue romana y celta, ibérica y americana, española por los cuatro costados y asturiana de las muchas Asturias. Gijón fue un enclave legionario en la Campa de Torres, y una villa pescadora en Cimadevilla, y también una ciudad burguesa por Corrida y el Muro, y, sobre todo, una ciudad campesina, pescadora y fabril, hija natural de las olas, de su entorno rural y de las cuencas mineras.

Pues bien, una ciudad fabricada en los mejores talleres de la historia, con tantas luchas y sextaferias acumuladas, con tantas experiencias y tanta vitalidad, tan abierta al mundo y tan pegada al terruño, tan plural y tan diversa, hecha de tantas culturas y tan distintas geografías, tiene en consecuencia un gran corazón ciudadano.

Y, sin embargo, Gijón es hoy una ciudad sin cabeza. Sin cabeza política en el Ayuntamiento, sin cabeza económica en la vida empresarial y sin cabeza cultural en la vida social, lo que limita sus potencialidades futuras y empobrece su tradicional dinamismo histórico.

Dejando por tanto constancia del gran valor ciudadano de Gijón, quiero centrarme en la falta de cabeza política, en el Ayuntamiento, la gran empresa pública municipal de la villa de Jovellanos. Para empezar hay que decir que Gijón ha sido en estos últimos tiempos una ciudad desnortada. Ni Gijón al Norte que fue un fracaso hasta ahora, ni al sur con Roces y su muralla viaria, ni al oeste barrial y contaminado, ni al este burgués y subastado esperando de nuevo al ladrillo.

Las geografías urbanísticas de Gijón se construyen a medida de los intereses creados, pero no hay un proyecto estratégico de ciudad. El gobierno municipal navega sin rumbo con bandera de conveniencia, mientras la oposición, dividida y sin ideas, rema a contracorriente.

El ejemplo del Plan Especial de la Ería del Piles (Peri 100), el espacio marítimo más bonito de la ciudad, es la prueba del 9 del fracaso urbanístico gijonés. El gobierno de Foro, con el apoyo del PSOE y Cs, se puso de acuerdo el pasado agosto con una empresa insolvente, ya entonces en concurso de acreedores, Astur Promotora, para darle una oportunidad al desarrollo especulativo de la zona, sin lograr evitar con ello la próxima disolución de la misma y la consiguiente puesta en venta de la codiciada parcela por el administrador concursal, una parcela que ahora se ha propuesto comprar el equipo de gobierno de Foro para entregar después su explotación al capital privado.

Lo más curioso del caso es que la propuesta de compra municipal, esto es, pública, de esta parcela fue rechazada por la oposición de izquierdas. PSOE e IU actúan aquí como pareja de hecho oponiéndose a la compra municipal de la parcela, mientras que el partido del nuevo testamento antisistema, devenido en Gijón como XSP, hace a la vez de oposición y de comparsa de Foro, se abstiene, calla y otorga.

Naval

Especialmente insólita es la posición beligerante del PSOE, que con el argumento de que hay otras prioridades y otros compromisos, rechaza radicalmente la propuesta y defiende en cambio la adquisición del espacio de Naval Gijón, en un planteamiento maniqueo que no contempla la simple idea de que ambos proyectos de ordenación de esos espacios vitales para la ciudad son perfectamente compatibles, uno para poder ordenar el espacio costero después del Piles -lo que en otro ocasión hemos llamado la milla del Piles- y otro para conectar el centro urbano con la degradada zona industrial del Natahoyo y la Calzada.

El PSOE, que no confía en la capacidad económica del Ayuntamiento pero sí confió en la de una empresa en quiebra como Astur Promotora, se opone a la adquisición de la parcela del Piles por el Ayuntamiento no porque el gobierno de Foro tenga como finalidad posterior hacer luego concesiones a empresas privadas, colmatando de centros comerciales y de "servicios" el espacio costero más emblemático que le queda a Gijón. No se opone porque esa operación no servirá al ocio de los gijoneses y visitantes sino al negocio de los inversores. No se opone tampoco porque asaltar ese espacio con cemento va a ser la cabeza de puente de la destrucción de la zona más bella y más utilizada para el recreo de los paseantes. Se opone porque -dice su portavoz, haciendo un Montoro- "no hay bastante dinero y lo importante es comprar el espacio de Naval Gijón".

Respecto a la operación del espacio vertebrador de Naval Gijón, hay que decir para empezar que es propiedad de la Autoridad Portuaria, autoridad pública que en el proceso de liquidación de sus activos "ociosos" puso esta parcela a la venta en 5,4 millones de euros, subasta que quedó desierta. Conviene también recordar que la Autoridad Portuaria gasta cada año más del doble de ese importe sólo en intereses, casi 12 millones de euros, por las deudas contraídas para la ampliación del Musel: 195 millones de euros refinanciados hasta 2037 que debemos al Banco Europeo de Inversiones (BEI) y además otros 215 millones de euros que debemos al ente público Puertos del Estado por el mismo plazo. Por si fuera poco recibió 240 millones de euros de subvenciones de capital a fondo perdido de los Fondos de Cohesión y de los fondos Feder de la UE para levantar ese otro macro muro de hormigón marítimo que no ha servido ni para potenciar la actividad portuaria ni para dinamizar la economía gijonesa.

El Gijón portuario

Si comparamos por una parte lo que ha significado la industria naval para Gijón y las posibilidades de uso de esa parcela, su situación en el mapa de la ciudad a la orilla del mar, y como potencial nexo de unión del Gijón fabril y trabajador con el centro urbano, y, por otra, las mareantes cifras millonarias que los contribuyentes españoles y europeos hemos puesto en la Autoridad Portuaria de Gijón, parece cuando menos antisocial que este ente público no pueda, o bien donar la parcela a los gijoneses para compensar al menos la ruptura visual que ha supuesto su gran espigón en el horizonte marítimo, o bien venderla al consistorio a un precio inferior a esos 5,4 millones de euros al mismo plazo de financiación a 30 años que a ella misma le concedieron, y a razón de unos 150.000 euros al año, lo que no comprometería para nada la capacidad de gasto del Ayuntamiento. Incluso habría otra alternativa más, y es que sin acceder a la propiedad se cediera al Ayuntamiento el uso y disfrute de la citada parcela, haciendo efectiva la cooperación entre administraciones en favor del interés ciudadano.

La otra ridícula disculpa económica del PSOE para oponerse a la compra de la Ería del Piles es la supuesta necesidad de adquirir en Cabueñes la parcela de la Formigosa de 90.000 metros cuadrados para ampliar el Parque Tecnológico, cuando hay mucho suelo empresarial público disponible, como Lloreda o La Peñona, incluso también privado en Tremañes.

Al lado de la Formigosa el Ayuntamiento es propietario de una finca de 22.000 metros y también de la famosa finca de la Pecuaria de 110.000 metros, es decir, que el Ayuntamiento ya es un gran terrateniente en una zona que lleva tiempo sometida a los ataques especulativos de los sucesivos planes de ordenación urbanística, el último con la disculpa de la ampliación del Hospital de Cabueñes.

No hay por tanto ningún problema de espacio público para ampliar el Parque Tecnológico si fuera necesario. Otra cosa es que con perspectiva a largo plazo se quiera adquirir la Formigosa a su propietario, el Ministerio de Trabajo a través de la Tesorería de la Seguridad Social, organismo público que ya especuló en su momento con esta finca, pues se atrevió, sin los preceptivos permisos municipales, a parcelar en los planos en 75 parcelas para 68 chalets y 20 adosados, sacándolos después a subasta en 2013, subasta que quedó desierta gracias a la crisis. Así que como proponemos en el caso del espacio del naval, lo razonable sería que las distintas administraciones públicas se pongan de acuerdo sobre los usos o sobre el precio y las condiciones de pago si el Ayuntamiento decidiera finalmente adquirirla.

Operaciones en la Laboral

Toda las operaciones urbanísticas alrededor la Laboral han significado hasta ahora entregar suelo público, en propiedad o en alquiler, a empresas privadas muy por debajo de su valor de mercado, dejando claro que para los socialistas los intereses empresariales están por delante de los intereses ciudadanos.

Es evidente por tanto que la supuesta problemática económica planteada por la izquierda de la incompatibilidad en la compra de estas parcelas no tiene fundamento alguno. Más aún, por visualizar para qué cosas hay dinero y para cuales no, conviene recordar el coste anual de 4,3 millones de euros para las arcas gijonesas sólo en 2017 de dos fallidos proyectos socialistas millonarios como son Gijón al Norte y la Zalia, coste ahora incrementado por los juicios perdidos en el justiprecio de las expropiaciones.

Total que, efectivamente, hay un corazón ciudadano, un corazón popular, muy grande esperando que el poder municipal se comprometa con los intereses urbanísticos de la gente para construir una ciudad más humana y más verde, pero observa como unos partidos sin cabeza se entregan a los intereses especulativos y particulares. El Gijón de las mayorías sociales merece un gobierno municipal decente y con cabeza que acabe de una vez por todas con el urbanismo de amiguetes.

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