Delegado del Gobierno en funciones en Asturias

El honor de servir a los asturianos

Una experiencia corta pero inolvidable al frente de la Delegación del Gobierno

Llega el momento de decir adiós al cargo de delegado del Gobierno y el corazón y un elemental sentido de la cortesía y la educación me piden expresar públicamente mi más sincero y profundo agradecimiento a los asturianos a los que he tenido el honor y la satisfacción de servir. Los ciudadanos han sido el principio y el fin de mis desvelos en esta corta etapa y por ello he trabajado lo mejor que he podido y sabido para poner voz a su sentir y responder a sus inquietudes, problemas y preocupaciones.

Las circunstancias políticas que todo el mundo conoce me fuerzan a abandonar este puesto menos de tres meses después de haber sido nombrado para el mismo, por lo que me voy con la lógica frustración y pesar de quien no ha dispuesto del tiempo necesario para plasmar todos los proyectos que tenía previstos y ejecutar las actuaciones que me encomendó el Gobierno de Mariano Rajoy, para mí el mejor presidente de la Democracia.

No obstante, dejo la Delegación del Gobierno con mi conciencia tranquila porque tengo la convicción de haber cumplido con mi deber y la seguridad de que he trabajado con dedicación e intensidad, dando lo mejor de mí mismo para compatibilizar la defensa de los intereses de Asturias con las políticas de mi Gobierno. La experiencia, aunque corta, es inolvidable.

En mi toma de posesión, me marque como objetivos ser un delegado activo, cercano y accesible a los ciudadanos y las instituciones de la región, y colaborar lealmente con el resto de las administraciones, desde el diálogo y el consenso, en favor de los intereses generales. Creo humildemente que he cumplido mi promesa y que la Delegación del Gobierno ha sido estos últimos meses un lugar de encuentro y acuerdo, donde ha primado la coordinación eficaz y la comunicación ágil y fluida. Si alguien no lo entiende así, pido disculpas por mis errores.

Para mí ha sido un orgullo representar en el Principado al Ejecutivo del Partido Popular que ha sacado a España de su crisis económica más profunda en tiempos de Democracia, ha cuadrado las cuentas del Estado, ha logrado cifras históricas de creación de empleo, ha impulsado las infraestructuras, ha situado a nuestro país a la cabeza del crecimiento en la UE y ha frenado los intentos independentistas que amenazaban con romper nuestra unidad territorial.

Por ello, agradezco a Mariano Rajoy que me haya brindado la oportunidad de participar en la aplicación del gran programa que el PP tiene para España y de dar visibilidad a la acción de su Gobierno. Esta inmensa deuda de gratitud se extiende a mi mujer, con cuyo ánimo entusiasta y constante he afrontado este reto, a mis colaboradores de Gabinete, compañeros de partido en Asturias y, muy especialmente, a la presidenta Mercedes Fernández, que siempre me ha dado su apoyo, estímulo y sólida experiencia.

En este capítulo de agradecimientos en tiempo de salida, quiero tener un recuerdo destacado para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, integradas por unos profesionales extraordinarios y leales, que con su esfuerzo, generosidad y abnegación han situado a Asturias como la segunda comunidad más segura de España. De la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía me llevo los mejores recuerdos y momentos de mi paso por la Delegación del Gobierno. Me lo han puesto muy fácil, han superado con creces mis mejores expectativas, y me han proporcionado grandes satisfacciones. Sólo siento no haber tenido tiempo para corresponderles recíprocamente como se merecen. Los asturianos pueden estar tranquilos porque su seguridad queda en las mejores manos.

No puedo olvidarme tampoco de dar las gracias a los excepcionales funcionarios y trabajadores de la Delegación del Gobierno y de la Administración General del Estado en Asturias, que con su alta cualificación, espléndida entrega y gran calidad humana sirven eficazmente a los ciudadanos. Su estrecha y magnífica colaboración ha sido indispensable para poder desarrollar mi trabajo, confirmándome el gran nivel de los empleados públicos de este gran país que es España. Sin ellos, tampoco hubieran sido posible estos apasionantes meses.

Me despido, finalmente, deseando suerte en su gestión a mi sucesora, porque su acierto será el de España y Asturias, que es, en definitiva, por lo que trabajamos todos los servidores públicos, y que ha sido y seguirá siendo mi propósito allá donde me lleve la vida.

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