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Catedrático de Lengua y Literatura, doctor en Filología Románica

¿Masonería en Asturias?

Sobre la simbología del obelisco de Las Meanas

Maurice Caillet, un reconocido masón que dejó de serlo al darse cuenta de lo que es y lo que pretende la masonería, ha escrito un libro tan claro como interesante titulado "Yo fui masón", en el que cuenta lo que otros callan sobre ritos, tenidas, cultos esotéricos de una institución que se presenta y presume de humanismo y tolerancia cuanto más cuestionada es, y que este fin de semana ha visitado Gijón uno de sus cualificados representantes para lavar su leyenda negra: posiblemente no se refiera al contubernio masónico del que con frecuencia hablaba Franco para criticar a los enemigos de su régimen personalista.

¿Qué es realmente la masonería? A esta pregunta se puede contestar al margen de mandiles, compases, triángulos y toda una parafernalia ocultista, que la masonería está integrada oficialmente por asociaciones filosóficas y filantrópicas que en su forma especulativa aparecieron en el Siglo XVIII. Las "obediencias" son federaciones de logias de la que existen en una o varias en cada ciudad importante, y por lo visto Gijón lo es. Existen igualmente clubes específicamente masónicos, como el Club de los Cincuenta donde se integran los cincuenta masones más influyentes de cada gran ciudad, y Gijón debe serlo.

La masonería ideológicamente rechaza todo dogma moral y sostiene el relativismo que coloca a todas las religiones en el mismo plano, mientras que desde 1723 en las "constituciones" de Andersen, ella, la masonería se erige a sí misma, por encima todas las demás religiones. Esa es la cuestión masónica porque quiere imponer su particular y nuevo orden mundial como sea. El punto de mira constante de la masonería es la Iglesia católica a la que quiere sustituir predicando el relativismo moral e intelectual, por eso declaró la guerra total al Papa emérito Benedicto XVI, el mayor teólogo por ahora del siglo, quien por su crítica constante al relativismo y con su constante defensa de la necesidad de la Fe y la Razón para comprender lo dignidad del hombre frente a los fundamentalismos religiosos y/o filosóficos fue calumniado con las más graves blasfemias, cuando fue el dique de contención contra la propaganda orquestada desde la propia ONU, que calumnió hasta el infinito con su técnica de Göebels a Ratzinger como tolerante con los escándalos de algunos, que el alca radical de la Ideología de género extendió a todos los clérigos, algo tan injustocomo reaccionario.

En España durante el gobierno de ZP la masonería ha intentado imponer su visión del hombre y del mundo, vía una asignatura en apariencia inocente pero absolutamente nefasta, por estar basada en principios masónicos, la famosa Educación para la Ciudadanía, ley doctrinaria, la que quiere volver implantar Pedro Sánchez.

La gran obsesión de algunos masones influyentes es la Iglesia Católica sus dogmas, moral, liturgia, fiestas y símbolos desde la Cruz al Belén, desde la Navidad a la Semana Santa que son públicas y notorias y están en el Catecismo al alcance de todos los que quieran abrirlo, mientras en la masonería todo es secretismo cerrado para todos y solo abierto para los iniciados según grados.

Y tanto más secretas y cerradas son sus prácticas cuanto más se sube en el escalafón. Avilés, parece ser, se ha sumado a las villas masónicas por la iniciativa del Ayuntamiento, cuyo concejal de Cultura es un hombre que practica un eclecticismo político e ideológico, realmente sorprendente, que ha permitido y patrocinado que en el mismo centro de la ciudad que se yerga una torre provocativa y antiestética, a muchos avilesinos, les recuerda lo que es un falo, símbolo masónico. En Avilés hace años que existe una institución paramasónica, cuya misión según, sus adeptos no es ideológica, sino filantrópica.

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