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Inmigración

La pasividad de la Unión Europea para regular y ordenar el flujo de refugiados que llega a sus fronteras

Cuando a mediados de la década pasada España tuvo que convivir con la masiva entrada de inmigrantes la situación se tornó por momentos inasumible y a pesar de pertenecer a una comunidad mayor estuvimos solos para poder encontrar una solución. En aquellos momentos el primer ministro italiano, a la sazón Silvio Berlusconi, y miembros de su gobierno comentaron jocosamente que todos los inmigrantes que llegaran a sus costas podían enviarlos a España porque aquí los legalizaban a todos, y desde luego eso no era cierto pero sí tuvieron que tomarse ciertas medidas que con el paso del tiempo se demostraron eficaces, desde luego no para eliminar la situación pero sí para suavizarla en la medida de lo posible.

Pero como siempre, la risa y el llanto van por barrios y ahora es Italia la que sufre la mayor entrada de inmigración en sus costas, viéndose ellos esta vez, solos y desbordados ante una situación que amenaza la seguridad y estabilidad no sólo de los países receptores sino de Europa en su conjunto, porque aunque la llegada masiva es por España, Italia, Grecia, en fin por el Mediterráneo ,el resto de Europa tendrá que lidiar con esta situación que más pronto que tarde -véase Calais- terminará por estallar y será inútil toda la guardia y las vallas del mundo, porque nada de eso servirá para contener la riada humana que de hecho ya está aquí.

Vivimos en una Unión Europea que hasta el momento no ha querido tomar conciencia de una situación gravísima y se permite el lujo de mirar para otro lado como si la cosa no fuera con ella. La diplomacia exterior de la Unión es inexistente (o sólo existe cuando la ejerce la señora Merkel), ninguno de los países del núcleo duro mueve un dedo para aliviar en lo posible la presión sobre esos países, los receptores y los emisores, puesto que todos formamos parte del problema y también de la solución.

Esto sólo se soluciona con la diplomacia, buscando la forma de poner punto final a la guerra en Siria, pues la mayoría de inmigrantes son sirios y habitantes de países limítrofes afectados por el conflicto. Libia es otro foco de inquietud, el estado islámico amenaza con mantener varios frentes abiertos que desestabilizan -si eso es posible- aún más África , Afganistán e Iraq. Y así podríamos eternizarnos en el tiempo, pero es como si nadie tuviera interés en una solución y mientras tanto el conflicto se extiende como una mancha de aceite amenazando con ello la estabilidad del continente. Alemania guarda silencio e Inglaterra amenaza con la represión y la expulsión de sus fronteras a aquellos que osen perturbar su "tranquilidad".

Por cierto, a estas alturas alguien debería explicar quién es el Estado Islamico, cómo se financia y quién lo financia. ¿Por qué no se cortan sus vías de acceso al dinero, a quién le interesa que exista? Porque más allá de las diferencias religiosas que algunos están tratando de utilizar como cortina de humo, lo cierto es que poco o nada tiene que ver con ello y si con la hegemonía política y geoestratégica de la zona y del mundo.

Nadie quiere ser emigrante, lo sabemos bien quien por motivos económicos o políticos tuvimos que serlo y lo seguimos siendo; cometen un error aquellos otros que creen que la solución está en la represión y en las vallas, entre los que nos encontramos también.

Solo hay una solución y es la diplomacia. Para empezar, la reunión del G-20 con los países que más emigración generan así como conversaciones para poner en marcha el fin de la guerra en Siria. ¿O es que a los países más poderosos no les interesa que ese conflicto termine y, si es así, por qué? Muchas preguntas sin ninguna respuesta, pero solo atacando el foco del conflicto se podrá evitar, y no de inmediato, la diáspora de personas que solo quieren poder vivir en paz.

No tarden demasiado en ponerse manos a la obra, no sea que el sosiego que ahora persiguen y se les niega traiga la ira de la desesperación, convirtiendo en enemigos a los que les negaron una solución y un amparo.

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