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Músico

Avilés torera

El creciente rechazo a la llamada "fiesta nacional"

Hubo este sábado en Gijón una manifestación antitaurina que revolucionó las redes y tuvo un gran alcance. Coincidió en el tiempo con la cogida del "matador" Rivera, si cabe, para dar más relevancia al momento. Coincidió, además, con la polémica Feria de Begoña.

Por si fuera poco, Carlos Zúñiga, copropietario de Circuitos Taurinos, adjudicataria de la gijonesa plaza de toros de El Bibio nos espetó en relación a la matanza de toros que "las fiestas del orgullo gay sí que hacen daño a la vista de los niños". Muy bien, Carlos, multiplicaste los asistentes a la manifestación del sábado, algo de lo cual me alegro mucho. Espero que, además, la gente acudiera a la manifestación con camisetas con la bandera gay, a ver si nos desprendemos de una vez por todas de tanta caspa posfranquista.

Gijón, ciudad a la que envidio en lo que me concierne, que es la música, tiene ese grano cultural de la tradición torera que últimamente intentan derribar con peticiones de firmas y manifestaciones como la de este fin de semana. El asesinato hecho espectáculo de seres vivos solo tiene en Asturias el referente en esta feria gijonesa, esperamos que por poco tiempo.

Nunca arraigó la tradición torera en mi ciudad, y ahí sí, uno se siente muy orgulloso de vivir en Avilés. Parecemos mas cabales en ese sentido y las corridas de toros apenas tuvieron repercusión. Las últimas, por lo que leo, datan de mediados del siglo pasado, todas en plazas portátiles. Algo con cierta lógica, ya que en plena posguerra, ni teníamos ni nos daban educación. Una de las últimas, en 1953, fue en el actual emplazamiento del Niemeyer... Hoy en pleno 2015, las circunstancias son otras y tal maltrato animal no merece en mi opinión ni discusión ni transigencia.

Paradójicamente, las corridas de toros se prohibieron en Castrillón, que no en Avilés, en el año 2008. Dos años antes que en Cataluña, para que luego digan. Aquí, volviendo a Avilés, no vamos a prohibir algo que no practicamos. Para qué arriesgarnos a perder votos y simpatizantes con algo que, en realidad, no hace ruido. Para qué...

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