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Doctor en Filología Románica

Santa Teresa no era catalana

De los disparates que llegan a defender los separatistas de Mas y compañía

Se celebra en La Granda un muy interesante curso: "Reflexiones sobre la historia de Cataluña", que dirige y coordina don Emilio de Diego. Abrió el curso don Narciso Santos Yanguas, cuyos trabajos sobre la romanización de España son de una solvencia probada. Analizó el lugar de Cataluña en la España Romana. Doña Margarita Cantera, profesora de la UCM, trató el tema, muy importante, de la conformación de la Cataluña medieval. El conocido y prestigioso historiador y conferenciante avilesino don Fernando Álvarez Balbuena disertó sobre: la andadura catalana en la Edad Moderna. Y el curso aún no ha acabado.

El interés de esta cita salta a la vista, si se tiene en cuenta todo el proceso de la deriva nacionalista que cierta burguesía catalana, desde hace tiempo, trata de implantar en Cataluña, un estado independiente como sea y aunque se hunda. A la propuesta independentista de los Pujol, Mas o Junqueras y compañía se han sumado solapadamente todos los partidos catalanes, menos el PP, porque el PSC pacta con todos, sean republicanos, radicales o independentistas, contra el PP, como ha sucedido en Badalona.

El separatismo catalán extiende sus tentáculos a todas las manifestaciones culturales, literarias, artísticas y religiosas. Para ellos, que tanta fobia sectaria tienen hacia España, todo lo bueno de la mejor cultura española sería catalán; así, grandes personajes como Colón o Cervantes serían catalanes. No paran ahí las astracanadas de algunos presuntos investigadores catalanes, cuando llegan a afirmar que Cervantes escribió el Quijote en catalán, porque era catalán. Para estos investigadores, el franquismo habría influenciado en los historiadores para manipular la historia contra Cataluña. La traducción al castellano de muchas obras la harían los censores.

En donde algunos presuntos historiadores y filólogos separatistas catalanes rizan el rizo del despropósito sectario es cuando atribuyen a Santa Teresa de Jesús -este año 2015 se conmemora el V Centenario de su nacimiento- un origen catalán. Algunos admiten, con total desfachatez, que Santa Teresa se llamó en realidad Teresa Enríquez de Cardona y que fue abadesa del monasterio de Pedralbes. Uno de los muchos disparates que se han publicado sobre Santa Teresa durante este año del centenario en el que se han escrito muchos y muy raros libros y novelas hablando de su escritos, de su familia, de sus fundaciones, de su presunto y nunca probado feminismo radical y sobre todo de sus experiencias místicas, a las que algunos psiquiatras y médicos claramente incompetentes atribuyen causas que provocan vergüenza ajena transcribir.

Santa Teresa tiene muchos aparentes admiradores, pero muy pocos verdaderos lectores y menos estudiosos. La mejor manera de conocer la realidad personal e histórica de Santa Teresa es leyendo sus obras: "Vida", "Las Moradas (Castillo Interior)" y "Las Fundaciones". Santa Teresa nace en Ávila el 28 de marzo de 1515, su nombre de pila es Teresa de Ahumada. El 4 de abril recibe el bautismo en la parroquia abulense de San Juan Bautista. Ese mismo año, Solís descubre el Río de la Plata y Francisco I sube al trono de Francia. Nunca fue abadesa de ningún monasterio, sino priora de la Encarnación de Ávila y de San José. Nunca estuvo en Cataluña, pero sí cita en una de sus cartas la ciudad Condal. Así, en una escrita al P. Mariano escribe: "(...) Cuanto a lo del Tostado (Vicario General del Carmelo) ahora vino un fraile que lo dejó en marzo en Barcelona". Santa Teresa transmite esta noticia desde Sevilla a Madrid. Santa Teresa, el 3 de octubre confiesa y recibe los últimos sacramentos; murió el 4 de octubre de 1582, a las nueve de la noche y pronunciando aquellas palabras que resumen toda su obra como escritora y fundadora: "Muero hija de la Iglesia".

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