La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Licenciado en Ciencias Eclesiásticas

Psicología y religión

Profundizando en el conocimiento del hombre

Cuando el doctor Juan Velarde presentó los cursos de La Granda 2015 afirmó sin ambages que los temas religioso-teológicos deberían estar presentes en la programación como sucedió el año pasado, cuando se trató por parte de conocidos especialistas el Misterio de Dios. Este año, la presencia del cardenal Rouco con su extraordinaria conferencia con motivo de los 50 años de la clausura del Concilio Vaticano II palió en parte esta carencia. El curso sobre Psicología es una buena oportunidad para tratar de la problemática religiosa, tema que al parecer no ha tenido la suficiente entidad para ser analizado, no se sabe el por qué.

Según los antropólogos, filósofos no materialistas y positivistas, y los teólogos más cualificados, la dimensión religiosa es un componente esencial de la personalidad humana. Es decir, el ser humano desde su misma creación por Dios y a través de la historia se ha manifestado como homo religiosus; no ha existido ninguna civilización ni cultura en donde no haya estado presente la dimensión religiosa.

Por primera vez en la historia de la Humanidad se sostiene, como lo hace la filosofía postmodernista nihilista y relativista, que la dimensión religiosa sería algo secundario, que no se halla entre los rasgos constitutivos de la personalidad humana. Pero la realidad es muy diferente porque, como afirma W. Pannenberg, uno de los más eminentes analistas de la Teoría de la Ciencia y la Teología, ningún factor constitutivo de la realidad humana se deja expulsar de la conciencia sin que surjan con el tiempo secuelas destructivas para la integridad de la vida del individuo con graves repercusiones en la vida social.

Son muchos los antropólogos que sostienen que la actual extensión de deformaciones neuróticas de la personalidad tienen que ver con la represión de la dimensión religiosa y de su función para que el individuo encuentre, entre otras cuestiones importantes, solución al enigma y sentido de la vida.

En relación con la Religión, la Psicología como ciencia positiva no se pronuncia, porque no es de su incumbencia dictaminar sobre la verdad o falsedad de la experiencia religiosa, de sus prácticas o actitudes, a no ser que vea en ello fenómenos exclusivamente psicológicos (psicologismo). No faltan psicólogos que analizan el hecho religioso según los parámetros freudianos, la religión como neurosis obsesiva; o marxistas, la religión como alienación social o de consuelo de los débiles de Nietszche.

Eso es pura ideología antirreligiosa y no análisis psicólogo de las conductas de las personas religiosas. No existe una psicología que sea religiosa o arreligiosa por su naturaleza. La psicología religiosa se presenta ante todo, cuando no está infectada de ideología idealista o materialista, como una investigación de las experiencias, actitudes y conductas religiosas, observadas y analizadas con la ayuda de las diferentes técnicas de las que se sirven la Psicología, como pueden los cuestionarios, las entrevistas, las observaciones de la conducta, incluso el análisis profundo de la personalidad de la persona religiosa.

El psicólogo observa, describe, analiza los hechos religiosos en tanto que contenidos de conciencia y de los comportamientos, pero esto lo lleva a cabo abstrayendo el contenido de verdad de las vivencias y experiencias religiosas que remite directamente a Dios que nunca puede ser objeto de demostración psicológica. El psicólogo no es ni teólogo ni director espiritual, lo cual no quiere decir que no se den en la realidad teólogos y directores espirituales que son buenos psicólogos y viceversa.

Resulta sorprendente que en los tratados de Psicología la problemática religiosa apenas sea analizada y es obviada como no pertinente ni significativa. Porque la relación entre Psicología y Religión no ha sido aún ni establecida y por lo tanto sistematizada. Los pocos psicólogos de la religión que se preocupan de establecer puentes entre ambas, pretenden trabajar como psicólogos y no como filósofos y teólogos. La supresión progresiva de la asignatura de la Religión en todos los niveles del sistema educativo español es un prejuicio sin más fundamento que la fobia de lo políticamente correcto que recorre España como un cáncer que políticos e intelectuales pretenden, como sea, inocular en las jóvenes generaciones.

Compartir el artículo

stats