Si llaman a la puerta y te dicen que son los del butano, no los dejes entrar, antes hay que llamar y comprobar que son los del gas". Estas palabras de mi madre intentaban, sin duda, inculcarme prudencia a la hora permitir la entrada en casa a desconocidos.

En el Ayuntamiento de Corvera, la casa de todos, se debería mantener la misma prudencia. Antes de permitir entrar hay que comprobar que son quienes dicen ser.

En el ya famoso caso del "cobremocho" no fue así. Llamaron a la puerta: "Somos de Barrick Gold, y queremos presentarle un gran proyecto,?". Fue suficiente, entraron, hablaron y negociaron, no sólo una vez sino varias.

Un Iván Fernández entusiasmado filtra la noticia a la prensa, incluso concreta los ingresos que supondrá la operación para el Ayuntamiento: 2,5 millones de euros en concepto de tasas y 200.000 euros anuales en concepto de IBI y de IAE, siendo lo más ilusionante, para un municipio tan castigado por el paro, la creación de 200 puestos de trabajo.

La maquinaria propagandista de Iván Fernández estaba ya a pleno rendimiento, al más puro estilo de los anuncios estrella preelectorales. Acordémonos del cobro de un millón de euros de la empresa en liquidación Asproast, la construcción de la ciudad del transportista en Trasona o la construcción del centro de salud, siempre acompañados por una sensación de inmediatez, de cumplimiento inminente, de veracidad.

"Salgo para disipar los rumores", se justificaba después, pero los políticos no han de hablar de rumores sino de realidades. Para él en aquel momento " la prioridad era la opinión de los vecinos de Solís y el cumplimiento de las exigencias urbanísticas", decía.

Lo ocurrido con posterioridad ya es conocido por todos, la prensa en unas horas destapa lo que Iván Fernández fue incapaz de hacer o simplemente no se preocupó, "por no ser su prioridad". Había dejado entrar en casa a los del gas sin comprobar que realmente eran de esa empresa. Los intermediarios, los que habían llamado a la puerta, no eran de Barrick Gold, ni tampoco de la Compañía Minera Zaldivar, ni se les conocía ni se les esperaba, y la prensa tilda de presunto engaño toda la operación. El Alcalde había sido un imprudente.

Aún así aprovechó la oportunidad que le brindaron los medios de comunicación, amplios espacios a modo de soliloquios, volviendo a demostrar su maestría en la manipulación: se había descubierto el engaño? ¡gracias a su transparencia!".

"Sed espectadores atentos allí donde no podáis ser actores", dijo José Enrique Rodó, y ese fue el papel que nos dejó a la oposición. Mientras Fernández aparecía en prensa y se reunía con los vecinos, informaba a sindicatos, Cámara de comercio, etc....Foro pedía una comisión de información, para que los concejales, los legítimos representantes de los corveranos, tuviéramos acceso a lo sucedido. Silencio, su respuesta.

No le importó que quien suscribe, ya el 12 de Agosto le hubiese pedido por registro la licencia solicitada por Chilena de Minerales S.L. En un acto de generosidad sin límites, tras el pleno extraordinario del 27 de Agosto, que versaba sobre la escuela infantil de 0 a 3 años, cuando el "cobremocho" parecía ya haber pasado y aprovechando que "todos estábamos allí", se nos dice : "Si queréis ahora os informa el Alcalde".

¡Por fin! Reunidos en aquel despacho a modo de reunión de amigos, sólo se nos transmite lo ya publicado en prensa, cumpliendo así con el principio de inmediatez, o de simultaneidad con la producción de los hechos que caracteriza a la información que recibimos los concejales en Corvera.

"No entiendo la mayoría absoluta como un cheque en blanco", decía Fernández tras las elecciones. Sin duda lo demuestra. Confieso, no obstante, que después de haber sido testigo de como Iván Fernández escondió en su cajón el informe de la interventora municipal durante un año en el caso Sogetesa, nada de lo que haga, puede ya extrañarme. Los hechos acaecidos son un claro ejemplo de violación al principio de eficacia que la Constitución Española exige a las Administraciones públicas en su artículo 103. Lo que para un particular puede llamarse ingenuidad, en un gobierno municipal se transforma en clara incompetencia política, lo que se demuestra al no haber cumplido con las más elementales normas de la diligencia debida.

Por último, no responderé a sus inapropiadas palabras sobre mi persona, en su entrevista sobre el cobremocho, me remito a Benjamin Franklin: "El hombre prudente no se vale jamás de la palabra para el sarcasmo ni para la difamación".