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Catalunya, triomfant

Las encuestas vaticinan que los separatistas andan cerca de la mayoría

La perplejidad es un sentimiento que se ha generalizado con la campaña electoral catalana y la gigantesca manifestación independentista de la Diada con que se inició. No es sólo por la multitud de gente que enarboló banderas "esteladas", que ya se sabe cómo es eso de la guerra de cifras en esto de las gentes en la calle, aunque hay que reconocer en todo caso que eran muchos. Lo preocupante es que las encuestas vaticinan que los separatistas andan cerca de la mayoría. Ante esta situación muchos se preguntan ahora estupefactos cómo se ha podido llegar a esto.

Los partidos nacionales que han gobernado en España desde la Transición se han apoyado siempre en los nacionalistas. Pensaban que Jordi Pujol era un catalanista folclórico, seguramente por su gracioso parecido con Yoda, el personaje de "La guerra de las galaxias". Creían que se iba a contentar con unas cuantas competencias para enseñar catalán en las escuelas, bailar la sardana los domingos después de salir de misa, comer ¨calçots" a la brasa servidos sobre una teja y llevar flores a la estatua de Rafael Casanova y al "Fossar de les Moreres" cantando solemnemente: "Catalunya, triomfant, / tornará a ser rica i plena. / Endarrera aquesta gent / tan ufana i tan superba."

Los gobernantes de España, necesitados en ocasiones de los votos de los nacionalistas catalanes y otras veces sin precisarlos, les fueron dando todo cuanto iban pidiendo durante todos estos más de treinta años. No se dieron cuenta de que todo iba encaminado a lo que ellos llaman la construcción nacional de Cataluña, que no es otra cosa que la independencia. Lo hicieron poco a poco, con astucia, sabedores de que esa meta precisaba de muchos años para laformación de estructuras jurídicas y de una constante labor de adoctrinamiento, perfectamente programada a largo plazo.

No sé si ya se acordará alguien, pero lo primero que hicieron fue socavar a los dos grandes partidos nacionales para borrarlos de Cataluña. El PSOE fue el primero en caer en la trampa, cuando en 1978 se fundó el Partit dels Socialistes de Catalunya, uniéndose la Federación Catalana del PSOE, histórica y mayoritariamente obrera, con unos grupúsculos de diletantes niños de papá de la burguesía catalana, que fueron copando los puestos de dirección e imponiendo su ideología nacionalista. Después vino el PP, que bajo la presidencia en Cataluña de Alejo Vidal-Quadras obtuvo el mejor resultado de su historia, siendo catalanoparlante pero ferozmente antinacionalista, por lo que Pujol exigió a Aznar que lo eliminara como requisito para apoyarle en "Madrit". Así quedaron en Cataluña los socialistas desnortados, hasta el punto de que un señor cordobés de Horcajos apellidado Montilla, como el vino de su tierra, se alió con los "botiflers" de Esquerra Republicana para presidir la Generalitat. Así quedaron los populares, entre la casi nada de los apaciguadores mindunguis de apellidos charnegos como Fernández y Sánchez.

Ahora el separatismo ha venido y nadie sabe cómo ha sido. Todavía los hay que creen que ha sido un pronto súbito e inesperado que le dio a don Arturo Mas. Parece que hay quienes piensan que todos los de Convergencia Democrática de Cataluña un día se acostaron catalanes pero españoles y, tras una común pesadilla nocturna con polución incorporada, se despertaron súbitamente separatistas. No, monín, no; la cosa viene de largo.

No es que quiera presumir de perspicaz, pero para algunos ya nos era evidente allá por el año 1988, cuando viví una temporada en el apacible pueblo de El Masnou, en el Maresme, a pocos kilómetros al Norte de Barcelona. Recuerdo que un señor, cuyo nombre excuso decir, me contó un día muy preocupado que se había enterado que un sobrino suyo pertenecía al grupo terrorista e independentista Terra Lliure. Aquel amigo catalán me comentó que intentó reconducir a su sobrino, diciéndole: "Pero, hombre, si independentistas somos todos, pero es que todavía no es el momento". Era la "Catalunya, triomfant", con que comienza el himno de "Els segadors", que ya preparaba el "bon cop de falç", el buen golpe de hoz, y he aquí que, según parece, "ara és hora, segadors", ya llegó la hora, segadores. Solo queda "que tremoli l'enemic / en veien la nostra ensenya", que tiemble el enemigo al ver nuestra bandera.

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