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El triste fin político de Torcuato Fernández-Miranda

Reflexiones sobre un asturiano clave en la Transición

Cuando ETA asesinó a Carrero Blanco, la estrella política de Torcuato Fernández-Miranda empezó a apagarse, como él mismo reconoció en una aparición en Televisión Española pronunciando unas enigmáticas palabras: "Las nieblas se ciernen sobre las montañas de Asturias". Él que se había dedicado a preparar al joven Príncipe de Asturias para consolidar el paso del franquismo a la Monarquía parlamentaria, era considerado el político más adecuado para ser Presidente del Gobierno. Todo cambió cuando, contra todo pronóstico fue elegido Carlos Arias Navarro. El Rey, sin embargo, pensó en un hombre de su generación, y por indicación de don Torcuato, el elegido fue Adolfo Suárez, quien contaba con las simpatías del joven monarca. En este sentido escribe José Manuel Otero Novas en sus memorias políticas "Lo que yo viví", editadas por Editorial Prensa Española, grupo al que pertenece LA NUEVA ESPAÑA y presentadas recientemente por su autor en el Ateneo Jovellanos: "Adolfo Suarez debía muchísimo a don Torcuato y sería receptor a las ideas y sugerencias de su mentor, con mucha más experiencia y conocimientos, quien sería el auténtico rector de la política como Presidente del Gobierno en la sombra". Suárez empezó sus primeros pasos como presidente del Gobierno de la mano Torcuato Fernández-Miranda, con quien trabajó hasta muy entrada la noche, preparando la Transición. Con el triunfo de Suárez en la Ley de Reforma Política y en referéndum, Suarez comenzó a desviarse del guion que su mentor político le había tratado. Otero Novas atribuye este cambio a que Suárez cayó en la pulsión freudiana de "matar al padre": algo realmente imposible de probar, y más cerca de la erótica del poder. Cuando don Torcuato se dio cuenta de que Suárez no estaba dispuesto a renunciar a seguir siendo Presidente del Gobierno dimitió de todas sus responsabilidades.

Otero Novas narra así el final político de Torcuato Fernández-Miranda: "Fue elegantemente apartado de todo centro de poder. Yo fui encargado de redactar los decretos que le concedieron honores a su cese y la instrucción que recibí fue la de componer una muy elogiosa despedida. Poco antes de morir se me quejó de su ostracismo, e incluso de su falta de medios económicos; trasladé mis quejas a Suárez, quien me dijo que lo subsanaría; no sé si llegó a hacerlo".

NOTA: Fernando Álvarez Balbuena, discípulo y gran conocedor de la persona y obra de Torcuato Fernández-Miranda, disertará el día 23 en el Ateneo Jovellanos de Gijón, del que fue fundador quien fue el gran preceptor del entonces Príncipe de España, don Juan Carlos I. La conferencia lleva por título: "Torcuato Fernández-Miranda, profesor en la Universidad. Fernando Álvarez Balbuena, articulista de LA NUEVA ESPAÑA de Avilés intervino también el jueves 17 en la presentación del libro "El guionista de la Transición", del que es autor el periodista Juan Fernández-Miranda

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