Si les hablo del "león de Inglaterra" probablemente no se ubiquen en el personaje. Si les hablo de Nigel Mansell, muchos sabrán ya de quién estoy hablando.
El 26 de octubre de 1986, con el mundial de fórmula uno en la mano y en la carrera final Nigel veía como su neumático trasero izquierdo explotaba y lo dejaba a las puertas de un mundial que se le resistiría hasta el año 1992. Este incidente no era más que el comienzo de una larga lista de situaciones dramáticas e inverosímiles provocadas casi siempre por errores de su equipo que le hicieron perder otros dos mundiales, el de 1987 y el de 1991, lo cual le hubiera hecho sumar cuatro títulos mundiales.
Ni Prost ni Senna eran más rápidos que el inglés. De hecho era el más rápido de los tres. Simplemente no tuvo un McLaren-Honda de los de finales de los ochenta, de los que ganaban catorce de dieciseis carreras, y tuvo además de su lado muy mala suerte en momentos clave.
Franceses y brasileños lo llamaban despectivamente "El leñador" por la dureza que imprimía a sus coches, esa que muchas veces lo dejaba en la cuneta con la mecánica destrozada.
Italianos e ingleses lo llamaban con respeto "El león". Todos en la parrilla sabían que pelear con Mansell era perder. Era el único piloto al que Senna respetaba, el único al que tenía miedo. Ayrton sabía que si lo tenía detrás con un coche en igualdad de condiciones, tarde o temprano acabaría pasándolo.
Fue el último piloto elegido personalmente por Enzo Ferrari para entrar en la Scuderia. Allí, ante unos McLaren inalcanzables tuvo su destellos cuando circuitos o climatología lo permitieron. Ganó por ejemplo en 1989 el Gran Premio de Hungría en un circuito donde es poco menos que imposible adelantar, saliendo desde la decimosegunda plaza en parrilla y adelantando al mismísimo Senna en las vueltas finales, en una maniobra que aún hoy se recuerda entre las más grandes de la fórmula uno. Desde ese día las curvas de ese adelantamiento son las "eses de Mansell".
Tuve la grandísima suerte de disfrutar de los estertores de la época romántica de la fórmula uno. Vi ganar mundiales en directo a Senna, a Mansell y a Prost. Dejé de ver las carreras tras ver la muerte de Senna en directo en el año 1994, en una retransmisión horrenda y oportunista de Tele5, justo cuando política y electrónica empezaban a tragarse el deporte.
Cuando uno bucea en Youtube buscando momentos excepcionales y espectaculares en la fórmula uno aparece Mansell. Lo hace en menor medida Senna, y nunca Prost, que dedicó su carrera a ganar cuatro mundiales (!) limitándose a esperar el error del rival.
No hace mucho entrevistaron a Mansell en el famoso programa de la BBC Top Gear e hizo la prueba clásica del programa. Esta consiste en dar una vuelta a un circuito estandar con un coche de calle en unas condiciones ambientales similares para todos los participantes. Por allí han pasado muchos de los pilotos actuales y no tan actuales.
En esa vuelta se colocó primero en el ranking sacando dos segundos de diferencia a Damon Hill, piloto de los años noventa, y tres (!) segundos a Mark Webber, piloto actual. Solo Hamilton, con treinta años menos de edad, se le acercó en esta prueba a una décima. Tengamos en cuenta que Hamilton hizo esta prueba con veinticinco años y Mansell con unos sesenta. Con esto poco más se puede decir.
Creo que Alonso no pasó por este programa, probablemente por ser español. Nos quedaremos con la curiosidad, que de mala suerte también va servido.
