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Saúl Fernández

Crítica / Teatro

Saúl Fernández

El artista, su amante y el criado enamorado

En "La puta enamorada", la obra que se representó el viernes por la noche en el auditorio del Centro Niemeyer de Avilés, un joven Velázquez (Federico Aguado) se enamora de la modelo de "La Venus del Espejo", una actriz casquivana que comparte cama y progenie con el rey Felipe IV, su dueño y señor. El cuadro en sí lo pintó el sevillano en sus últimos años por el mundo (por lo menos, después de 1647), entrado ya en la cincuentena, edad provecta allá en el siglo XVII. El dramaturgo cordobés Chema Cardeña (1963) reescribe la historia y propone una comedia dramática de amor y querencia por el arte en la que la modelo, la diosa, sea la actriz María Calderón (Eva Marciel), la madre de Juan José de Austria, el bastardo que gobernó Sicilia, Cataluña o los Países Bajos. Un prohombre de la patria que nació en 1629, o sea, casi veinte años antes de que Velázquez pintara el lienzo que conserva la National Gallery de Londres y supiera que estaba realmente embarazada, según la peripecia propuesta por Cardeña. María Calderón, de hecho, falleció joven, más o menos en el tiempo en el que el pintor del penúltimo Habsburgo matizaba su primer y único desnudo. O sea, un "totum revolutum" de historia y muy señor mío.

Pero el teatro no es la representación de los hechos que sucedieron, a eso se dedica la historia; lo escribió Aristóteles hace dos milenios y medio. El teatro es la representación de los hechos que pudieron haber ocurrido. Y aunque los de "La puta enamorada" no pudieron ocurrir nunca (la cronología es insalvable), hubiera estado muy bien que hubieran sido ciertos. Porque siempre está bien convertir a Diego Velázquez y a María Calderón -la "Calderona"- en pura ficción, herramientas para contar uno de los momentos más preclaros de la historia universal de las artes escénicas: el momento de Miguel de Cervantes, Lope de Vega o Francisco de Quevedo; todos vecinos, todos viviendo a un paso del teatro del Príncipe, el antecedente del teatro Español, suelo dedicado a las artes escénicas desde que el tiempo es tiempo.

El atractivo principal de "La puta enamorada" es, pues, el guión ucrónico de Chema Cardeña (Córdoba, 1963), que estrenó con su compañía -"Arden Producciones"- a finales de los noventa. Desde entonces, el texto ha vivido algunas vidas más, pero no fue hasta comienzos del año pasado cuando la compañía de Salvador Collado volvió a retomar un texto que hablaba de amor, de arte, de actores y de poderosos. Jesús Castejón dirige el reparto donde sobresale Javier Collado, que da vida a Lucio, un criado enamorado verosímil, el tercer vértice de este lindo triángulo de amor que completan Eva Marciel y Federico Aguado, una interpretando a una actriz del siglo de Oro como salida de una "reality show" del siglo XXI y el otro componiendo un genio sevillano al que se le ha difuminado cualquier huella de su pasado sevillano. Hubo aplausos y admiraciones de que sólo tres actores dieran vida a personajes de tanto relumbrón como los propuestos por el dramaturgo.

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