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Exintegrante del consejo ciudadano de Podemos Avilés

Sensación de estupidez

Podemos Avilés, de la decepción a las dimisiones

Según recogen en un comunicado miembros del consejo ciudadano de Podemos Avilés, de las cuatro personas que presentamos la dimisión del órgano ninguna lo hizo por "cuestiónes ideológicas". Las ideas que caracterizan nuestro pensamiento personal parece ser que no les resultan fundamentales:

-Juntos impulsamos una candidatura municipal ciudadana; independiente, valiente, hecha en la calle a base de confianza y que obteniendo miles de votos, pudo situar a cinco "ciudadanos" en nuestra institución. Lo hicimos para, inmediatamente después, vincularla con Podemos; sin debate, sin análisis ciudadano, sin preguntar ni planteárselo a esos miles de confiados. Pero esto no les parece algo fundamental.

-Renegamos de los tradicionales, de los viejos motores políticos. Nos situamos al margen de las anquilosadas prácticas al culto, de las directrices, de las posturas unánimes de un solo bloque. Negamos afinidades lideradas. Decimos que "nadie" es imprescindible pero que "todos" somos necesarios. Los "nadie" se fueron para el Ayuntamiento, los consejos, las diputaciones, la responsabilidad de los grupos de trabajo, la gestión de la información o todo junto. Los "todos", para repetir discurso, hacer mandados o simplemente, para confiar a ciegas en los "nadie".

-Recuperamos el lenguaje de la calle con el fin de no caer en discursos redactados entre paredes. Nuestra ideología y su efecto harían visible la importancia de la acción conjunta, de la fuerza de las cosas. Nosotros, que presumimos de ser ejemplo de participación, obviamos la realidad de los datos: 23 personas de casi 100.000 posibles. Lo que visibiliza que lo nuestro es tan de todo el mundo como la propiedad de las reivindicaciones.

-Nos vanagloriamos de no ser políticos profesionales que cobran por su labor pero sin profundizar en la aptitud, en la potencia moral o en la confianza que se requiere en política y que también forman parte de las condiciones. Remunerada o no, la calidad de la tarea ha de estar a la altura de la confianza que pretendemos desde las elecciones Europeas para nuestros propios cargos asalariados, o al menos así sentimos los fundamentalistas.

Partiendo de una sociedad ahogada por las injusticias, es como nace Podemos. En nuestro presente, algunos caminan con paso firme hacia la exposición de hechos, orgullosos y orgullosas de la labor que hemos realizado. Pretenden con ello volver a recoger ilusiones descolgadas y comenzar de nuevo, sin valorar las consecuencias del comportamiento que dañó de esta manera, el proyecto de Avilés. Sin pensar. Sin tener en cuenta que la nuestra no es la generación política que ha nacido con una varita en la mano para salvar a la humanidad; generaciones enteras que aún esperan ser rescatadas del olvido nos recuerdan, o deberían hacerlo, que la política, por muy técnica que sea, causa daños irreversibles y que nadie, absolutamente nadie, merece ser menospreciado ni olvidado ya que no hay futuro posible sin toda la gente que siente posible el cambio. Esa gente a la que ahora se pretende recuperar.

Como ciudadana comprometida sé que el resultado del trabajo común que pretende cambiar la forma de entender la política ha de tener como indivisible el uso que de ella se hace; hemos de ser el ejemplo. Algo que depende directamente de nuestro compromiso y comportamiento individual. Pero claro, seguro que para esos miembros del consejo de los que hablaba al principio ésto tampoco es una cuestión fundamental.

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