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Portavoz de Somos

Aquagest y el día de la marmota

En el último pleno municipal se presentó una moción conjunta por parte de Somos Avilés, IU y Ganemos para que nuestro concejo se sumase al pacto social por el agua, iniciativa que se está apoyando en multitud de municipios del Estado español y que tiene como objetivo la defensa del agua como bien público.

El PSOE expresó en dicho Pleno, en palabras de su portavoz, el cansancio por mantener un eterno debate sobre el tema del agua en Avilés. Para ello recurrió a una cita fílmica, haciendo alusión a una extraordinaria película protagonizada por Bill Murray titulada "Atrapado en el tiempo", en el que el protagonista se ve envuelto en un misterioso acontecimiento, como es vivir siempre en la misma jornada coincidiendo con la celebración del "Día de la marmota". Esta metáfora fílmica expresaba a la perfección la postura política del PSOE en relación al debate del agua en Avilés. Para el concejal Huerga no existía tal debate. Hablar del pacto social por el agua en esta ciudad era vivir políticamente en nuestro particular "Día de la marmota", reproduciendo discusiones políticas que a su juicio ya estaban superadas en el tiempo.

No debe pensar lo mismo la juez Pilar de Lara, que ha decidido elevar a la Audiencia Nacional el llamado "Caso Pokémon", que tiene ramificaciones directas en Asturies, en lo que ya se conoce popularmente como la "trama del agua". Que la contabilidad de Joaquín Fernández, directivo de Aquagest, exvicesecretario de comunicación del PP y expresidente de la junta local de Samartín del Rei Aurelio, consigne gastos bajo epígrafes como "putiferios" o "putas y varios" es una prueba, otra más, de la absoluta impunidad y despreocupación con la que los corruptos campaban hasta hace poco en nuestra comunidad autónoma. Que esa misma contabilidad refleje pagos particulares y de campaña a Aréstegui, presidente del PP de Avilés, es una nueva evidencia del tejido de estas redes clientelares y presuntamente corruptas que se han fortalecido a través de los procesos de privatización del agua en Asturies.

Aunque un concejal del PP en el Pleno referido anteriormente, habló del cambio de las tuberías de fibrocemento y de que el proceso de privatización del agua de Avilés era un modelo que se estudiaría en toda Europa, ante las últimas informaciones aparecidas rápidamente se lanzaron a una operación relámpago en la que se destituyó a Aréstegui como presidente del partido, pero nadie sigue sin pedirle que renuncie a su cargo en Sepides. Quizás no le falte razón a dicho concejal y este proceso sea estudiado en las universidades europeas, más concretamente en las facultades de Derecho en la asignatura de Derecho Penal. La postura del PSOE avilesino en los medios de comunicación ante esas nuevas revelaciones se limita a defender el modelo de gestión del agua en Avilés, sin hacer ninguna valoración política. Ni una sola referencia a los presuntos corruptores (Aquagest) ni a los corruptos, miembros destacados del PP como Aréstegui, Caunedo o Pecharromán. Parece que el único balance que hace el PSOE se reduce a una cuestión técnica, como si no fuese bochornoso que una empresa que compra voluntades políticas sea la misma que gestiona el agua en nuestra ciudad. Como si cambiando el nombre de Aquagest por Asturagua se borrasen las huellas de los presuntos delitos. La actitud silenciosa del PSOE, llevada a un personaje de cine, sería la del cómplice del crimen. Un personaje que evita contestar a las preguntas más incómodas, quizás porque sabemos que cuando uno juega con agua puede terminar salpicándose. No en vano los papeles del sumario señalan que de las obras de La Lleda fue de donde salió parte del dinero que se entregó a Aréstegui, además de los sobrecostes generalizados y en algunos casos desorbitados de las obras realizadas en lo referente al servicio del agua.

La conclusión que deja "la trama del agua" es la misma que la que deja el "Caso Marea" o el "Caso Villa". No hay ningún intento en Asturies por librarnos de la corrupción por parte de la vieja política. La corrupción, diga lo que diga Javier Fernández, no es una maldición inevitable para la mayoría.

El drama es que los gastos de Arestegui tienen mucho que ver con los gin-tonics de Rato o con los perfumes de Villa. Representan un estilo de vida de las élites que ha sido repugnante y que nos han sumido en la crisis. Vivimos en una depresión democrática que hay que superar.

Nuestra propuesta en el Pleno de octubre fue que Avilés se adhiriese al pacto social por el agua, que no significaría la remunicipalización inmediata del servicio, sino que nos aseguraría un asesoramiento efectivo y muy válido sobre la forma de encarar este asunto, conociendo de primera mano cómo se produjo en otros lugares, qué inconvenientes nos encontraríamos y qué solución sería la mejor y más adecuada para nuestra municipio. Somos conscientes de que este objetivo de devolver a manos públicas la gestión del servicio del agua va a ser largo y complicado, pero es un debate que no debemos hurtar a la ciudadanía.

La Alcaldesa manifestaba esta misma semana su intención de incluir las consultas ciudadanas entre los retos de su mandato, asumiendo de manera implícita uno de nuestros principios fundamentales, es una pena que no opinara lo mismo su antecesora en el cargo ni los 23 concejales que no dejaron expresarse democráticamente a los ciudadanos y ciudadanas de Avilés en un tema tan importante como éste.

Desde el primer momento de este nefasto proceso de privatización consideramos que está invalidado por mucha pulcritud legal que se le atribuya, y ello porque es fruto de intereses oscuros de un grupo transnacional como Agbar, a la que pertenece Aquagest, actualmente y después del cambio de nombre obligado por sus prácticas corruptas rebautizada como Asturagua, que tiene el 74% de la empresa Aguas de Avilés. Y es que, utilizando un símil religioso, existe un "pecado original" llamado corrupción que inutiliza y descalifica todo el proceso posterior, por muy legal que fuera.

Volviendo a la referencia fílmica, Bill Murray lograba escapar de aquella situación repetitiva modificando su comportamiento, reconvirtiéndose, pasando a ser un hombre nuevo rompiendo previamente con su pasado. Al portavoz Huerga se le olvidó cómo terminaba esta película y la lectura que podemos extraer de ella. Solo hay un camino para salir de nuestro "Día de la marmota" particular en lo que respecta a la corrupción en Asturies. Necesitamos un cambio, un nuevo protagonista político que se atreva a romper con nuestro pasado, al igual que hizo el personaje de Bill Murray en la película. Todo lo demás, es una secuencia en la que unos y otros se apoyan en el silencio para no desvelar la verdadera trama de la película. El 20-D tenemos la oportunidad de escoger un nuevo director.

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