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Responsable de educación infantil del sindicato Avanza

La brecha salarial

El pasado viernes, los medios de comunicación publicaron el último informe que ha elaborado el Instituto Nacional de Estadística (INE) a partir de los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). Entre otros, la encuesta pone de relieve una diferencia considerable entre el salario medio de las mujeres y el de los hombres en más de quinientos euros mensuales. Esto es de una importancia manifiesta porque da luz a una realidad que muchas personas trabajadoras viven en su día a día. Se evidencia, una vez más, la existencia de la brecha salarial entre hombres y mujeres. Parece que atribuyen esas diferencias de retribución a motivos como que muchas mujeres tienen contrato a tiempo parcial o que realizan su actividad en áreas ligadas históricamente a ellas como lo son todo lo relacionado con el ámbito doméstico, cuidado de personas, educación, algunas cadenas de producción, etcétera, pero que a pesar de ser de vital importancia están peor remuneradas, muy probablemente por esa feminización sectorial.

Uno de estos sectores claramente feminizado es la de las educadoras infantiles (dedicadas al cuidado y educación de menores de tres años y contribuyendo de esta manera a la conciliación laboral y familiar de otras personas trabajadoras). En muchos ayuntamientos de Asturias, también en el de Avilés, las técnicas de educación infantil tienen los salarios más bajos de todos los contratos existentes, a la única excepción de los maltrechos y maltratados planes de empleo. En nuestro Ayuntamiento prestan servicios 28 técnicas de educación infantil, encuadradas en el grupo C1. La titulación mínima exigida para el acceso a la bolsa de empleo es la de técnico superior en Educación Infantil o en su caso la de Magisterio. Pero existen diferencias de más de un 15% respecto a otros grupos C1 contratados al amparo de algunos programas y de más de un 20% respecto a otros grupos C1 de la plantilla municipal. ¿Se puede hablar de brecha salarial? A mi juicio sí. ¿Por qué? Pues precisamente por tratarse, como se ha dicho anteriormente, de un colectivo feminizado al cien por ciento, al que se le exige una titulación para ejercer del mismo nivel académico y se les encuadra en el grupo que corresponde por tal titulación en la Administración Pública, pero con las diferencias anteriormente dichas. Alguien querrá tergiversar el fondo del asunto, sosteniendo que la brecha salarial debe ser comparada entre hombres y mujeres que realicen el mismo trabajo. Eso resultaría de escaso recorrido, en tanto que colectivos para los que se exige menos titulación, pero muy masculinizados, perciben mayores salarios, entre otros argumentos. Además, se debe añadir que nunca se ha realizado una valoración de nuestros puestos en forma adecuada, que atienda a los principales elementos de las funciones que realizamos y que observe los criterios de dedicación, jornada o responsabilidad.

Más allá de lo establecido en el vigente y prorrogado convenio, el gobierno que lo suscribió había prometido una mejor valoración económica a nuestros puestos de trabajo, pero nunca lo hizo ni parece que tampoco esté en las previsiones de la actual corporación. ¿Se atrevería algún grupo político a tratar esto en algún pleno?

A mayor escarnio para nuestro colectivo, la comisión de acción social, integrada por el Ayuntamiento y los sindicatos CC OO, USIPA, UGT, SIPLA y CSIF ha pretendido esta misma semana hurtarnos una simple ayuda de estudios, y deben rectificar cuanto antes. ¿Acaso, nuestra formación o la de nuestros hijos e hijas es de menor consideración que la del resto de compañeros y compañeras del Ayuntamiento? Eso ni tan siquiera se puede calificar de brecha; es simplemente una mezquindad mayúscula.

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