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Cajas de artistas

El primer capítulo de esta iniciativa se escribió en 2007 con "Entre cuencos" quedando, entonces, definido el concepto de la iniciativa que se mantiene en estas tres ediciones: un acercamiento de artistas visuales asturianos al barro, favoreciendo la investigación y experimentación cerámica, la hibridación de lenguajes y la expansión creativa, un juego de miradas con un material que, desde mediados del siglo pasado, se ha enriquecido con nuevas técnicas y ha sido empleado por artistas como Marina Abramovic, Joseph Beuys, Nacho Criado, Walter de María, Ana Mendieta, Eva Lootz y un largo etcétera hasta culminar con el mediático Ai Weiwei, que han sabido sin abandonar su modos creativos emprender modelos de comunicación con un material tan epidérmico como el barro.

El proyecto tuvo continuidad en 2011 con "Vasos" y regresa en 2015 con "Cajas", impulsado en todo momento por Manuel Cimadevilla (Oviedo,1958) que, con una sólida formación en la escuela de La Llotja de Barcelona completada en el taller de Ramón Carrete y Valentina Sagarra, ha cumplido un importante papel como asesor técnico y mediador en el trabajo conjunto. La muestra, comisariada por Cimadevilla y Alfonso Palacio, director del Museo de Bellas Artes de Asturias, reúne tres piezas cerámicas de cada artista, con las únicas limitaciones de ajustarse al volumen propuesto y al tamaño impuesto, que, junto con otros materiales, dibujos y apuntes preparatorios, completan el proyecto, permitiendo una mirada que va desde el papel a la pieza resuelta en porcelana o gres.

En este sentido, las cajas de María Álvarez Morán (Luanco, 1958), al igual que sucede con su obra pictórica, vienen definidas por la fragilidad y la levedad, y Carlos Álvarez Cabrero (Oviedo, 1967) traslada al barro su mundo pictórico tan personal, irónico e irreductible. Irma Álvarez-Laviada (Gijón, 1978) y Carlos Suárez (Avilés, 1969) apuestan por la geometría manejando tensiones, proponiendo llenos y vacíos, descomponiendo la caja en nuevas estructuras como realiza el artista avilesino. Javier Victorero (Oviedo, 1965), concibe la caja como un contenedor decorándola con un geometrismo de indudable raíz pictórica. La pintura de Juan Fernández (Piedras Blancas, 1978) se impone sobre el volumen, reflejando sobre el barro su particular y sugerente figuración, envuelta en curvas y sensualidades. Lo mismo le sucede a Jorge Nava (Gijón, 1980), que calca de sus pinturas un color y trazo vigoroso.

Las hojas de los arboles, tan presentes en su obra, son las protagonistas de las cajas de Francisco Fresno (Villaviciosa, 1954) y la naturaleza también inspira los trabajos de Pablo de Lillo (Avilés, 1969), contaminados por un toque "kitsch", un sobreañadido deliciosamente irónico al objeto. Pero, sin duda, la mayor fuerza escultórica se encuentra en la cajas de Adolfo Manzano (Bárzana de Quirós, 1958) por su poética del espacio y sus referentes conceptuales apoyados en lo textual.

Una iniciativa seria, bien planteada, que sin necesidad de grandes recursos propone un modo de trabajar, de acercarse a la cerámica con una variedad de propuestas alejadas de populismos y banalidades.

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