A raíz de todo lo acontecido durante estos últimos años, no puedo evitar preguntarme dónde está la justicia equitativa, dónde están las leyes y si nuestra sociedad está constituida realmente por una mayoría de personas con raciocinio. Algo de lo que cada vez estoy más segura es de que el concepto de justicia es muy subjetivo: dependiendo de los criterios de cada persona, puede tener varias interpretaciones y puntos de vista. Y, a mi modo de ver, para ser ecuánimes hay que tener la cabeza y la sangre fría.
Dejando esta cuestión aparte, voy a plantearles una situación que me ha ocurrido recientemente: desde 2012 soy alumna de la Escuela Oficial de Idiomas de Avilés, y todos los años he tenido que aportar una cantidad de cinco euros para fotocopias. Hasta ahora teníamos que abonar ese importe en la conserjería, donde nos daban un recibo que debíamos entregar al profesor correspondiente. Este año escolar, sin embargo, la Escuela nos ha remitido a una entidad bancaria para ingresar dicha cantidad de dinero, y en lugar del recibo que habitualmente nos entregaban en la conserjería había que solicitar por duplicado el justificante del ingreso y entregar al profesor un justificante del mismo.
Así pues, fui a la entidad requerida por la Escuela para pagar las fotocopias de este curso. Mientras me realizaron la operación en una de las sucursales, me preguntaron si tenía cuenta con dicha entidad, porque en ese caso no sería necesario que yo pagase dos euros más de comisión, cantidad que tuve que añadir a los cinco euros. En resumen, tuve que entregar siete euros para las fotocopias por no disponer de una cuenta en ese banco, y como yo tendrán que hacerlo también los alumnos que tengan cuenta con otra entidad financiera. No sé lo que les parecerá a ustedes, pero, en mi opinión, esto me resulta indignante y discriminatorio, ya que aquellos que dispongan de una cuenta no tendrán que pagar esos dos euros de más que nos exigen a los que no estamos en las mismas circunstancias.
