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La columna del lector

Que no nos salven, por favor

Trabajo en Du Pont desde hace casi 24 años y este hecho me impide dar una opinión totalmente objetiva. Tampoco es eso lo que pretendo. Algunas aclaraciones previas:

Estar sindicado no influyó negativamente en la contratación de empleados. Yo pertenecía a un sindicato cuando entré en la plantilla y nadie me preguntó sobre el tema. Claro que el hecho de estar sindicado tampoco influyó positivamente, como pasa en muchas empresas que nos rodean. ¿Quién se mueve y quién sale en la foto entonces?

Yo no veo apoyo por parte de la plantilla a la entrada de sindicatos. Estamos preocupados por el hecho y en general no sentimos necesidad de ser salvados. Es triste, pero la noticia nos vino por la dirección de la empresa y no por nuestros futuros representantes. Empezamos bien.

Todos estos años me han permitido tener una buena relación con mis compañeros, incluidos mis jefes, y quisiera que siguiera así. Trabajar contento no es un gran logro sindical, pero yo lo aprecio mucho. Por supuesto que han existido y existirán momentos de tensión y que actualmente hay muchas cosas mejorables, pero ¿es la entrada de sindicatos la solución? Si miramos cómo les ha ido a las empresas de nuestro entorno, me da miedo responder a la pregunta.

No, no estoy entusiasmado con la entrada de sindicatos en Du Pont, creo que es el peor momento posible. Asturias es conocida y reconocida dentro de Du Pont, entre otras cosas por no tener conflictividad laboral, y esto tal vez es la razón de que exista todavía aquí. Tanto empresa como trabajadores apreciamos este logro. En momentos de crisis, mejor seguir así.

Negar la necesidad y los logros de los sindicatos en siglos pasados sería estúpido, pero tal y como han evolucionado las empresas y, sobre todo, los representantes sindicales de este país, ya no aportan nada positivo, son más bien un estorbo.

Los grandes sindicatos hace tiempo que dejaron de servir al trabajador y se han convertido en una de esas cargas estatales tan abundantes como innecesarias en España. Si los grandes sindicatos (todos sabemos de quiénes estoy hablando) devuelven el dinero robado, piden perdón y empiezan a escuchar al trabajador del siglo XXI, bienvenidos sean. Si los grandes sindicatos entran para demostrar que tienen la sartén por el mango e implantan el régimen mafioso que domina en otras empresas, no tendrán mi apoyo y lloraré por los tiempos pasados, porque estoy convencido de que las cosas irán a peor.

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