Manifestaciones antitaurinas, manifestaciones contra la ley mordaza, contra la violencia de género... Basta una chispa que encienda la llama para que nuestros vecinos de Gijón reaccionen con una manifestación o reivindicación multitudinaria en apenas unas horas. Ha ocurrido y ocurre hace ya años. Las redes sociales son efectivas en estos casos y prestan un servicio maravilloso para la organización colectiva. Y lo que es mejor, la mayoría de estas manifestaciones son al margen de sindicatos, asociaciones o servilismos políticos.
Y es que la Plaza Mayor de Gijón se está convirtiendo en el centro neurálgico de las causas nobles. El lugar en el que, tras la horrible foto de un niño muerto en una playa, miles de personas protestan espontáneamente, unas veces en silencio, otras con ruido, pero de uno u otro modo, siempre con el fin de la visibilidad del que busca justicia en la injusticia haciendo un frente común.
Y no hablemos de música, donde desde la Caja de Músicos hacen un trabajo increíble tratando de dignificar (y legalizar) de alguna forma la posición del músico desde hace ya un año. Ley de ruidos, horarios, salarios... Hay mucho trabajo por hacer en este campo y llevará años, pero desde Gijón, desde donde si no, ya lo están peleando. Enhorabuena, compañeros.
Aquí en Avilés, donde la ley de ruidos era y sigue siendo una incongruencia atroz no nos ponemos de acuerdo ni para reunirnos y organizarnos, aunque solo sea para ver qué pasos podemos seguir. Ni los músicos, que dan la impresión de preocuparse solamente de ver quien la tiene más grande, ni los hosteleros, que en peleas y envidias gratuitas no son capaces de sentarse en una mesa, hacer fuerza común y reunirse con quien proceda en el Ayuntamiento. Sin acritud.
Indolente: 1, adj. Que no se afecta o conmueve.
